• * De ser el centro de la actividad comercial de 40 pueblos de la sierra de Zihuatanejo, ahora luce desierto, pues la mayoría de sus 2 mil habitantes huyeron y abandonaron sus casas

VALLECITOS DE ZARAGOZA.— Calles desiertas, hogares vacíos. Vallecitos de Zaragoza se murió, lo mató la delincuencia.

La soledad se siente y se respira en esta localidad de la sierra de Zihuatanejo.

Por las calles caminan burros, gallinas y perros que, abandonados a su suerte, buscan alimento en ese lugar fantasma.

Hasta hace siete meses, Vallecitos era el centro de la actividad comercial de 40 pueblos serranos. Hoy no queda nada.

Cinco cárteles se disputan la zona

El pueblo agonizó varios años antes de morir. Por sus características, se volvió un punto clave para la operación de grupos delictivos.

Su clima y su tierra fértil resultaron idóneas para la siembra de enervantes. También su ubicación.

Vallecitos se ubica sobre la carretera que conduce de Coyuca de Catalán a Zihuatanejo. Por ello, la ruta es estratégica para el trasiego de drogas y armas.

Pobladores desplazados que fueron entrevistados por este medio de comunicación señalaron la existencia de cinco grupos delictivos que luchan por el control del territorio.

Se trata de la Guardia Guerrerense, comandada por un sujeto al que apodan El Ruso; Los Viagras, también conocidos como Los Cuernudos, que son liderados por El Rengo. También están Los Yexqueros, Los García y la Familia Michoacana.

Los habitantes de Vallecitos ubican con claridad la fecha en que se recrudeció la violencia: 1 de abril de 2016.

Ese día irrumpieron 10 camionetas de Los Viagras: siete de ellas Toyota Tacoma de color blanco y tres Chevrolet Cheyenne blindadas.

Los pistoleros iban vestidos con uniforme militar. La consigna era asesinar al jefe de la Guardia Guerrerense, un hombre al que apodaban El Grande, quien se había afincado en Vallecitos.

El Grande trató de escapar en su camioneta Jeep, pero los sicarios lo alcanzaron, lo bajaron del vehículo y lo decapitaron en medio del camino.

Después colocaron su cabeza sobre el cofre y dejaron el cuerpo tirado junto al automóvil, el cual tenía 19 impactos de AR-15.

Desde entonces, la violencia no ha parado.

Los pobladores señalan que los pequeños grupos criminales se unieron y conformaron dos bloques visibles: La Guardia Guerrerense y Los Viagras.

En julio de 2017 surgió una policía comunitaria denominada Guardia Rural de Ejidos Unidos de Guerrero, con la participación de pobladores de Vallecitos, Dos Ríos, Zihuaquio, Río Frío de los Fresnos y Los Ciruelos.

El objetivo, se dijo, era garantizar la seguridad y proteger a las familias ante el embate de los grupos criminales.

Sin embargo, los pobladores desplazados de Vallecitos acusaron que se trataba del brazo armado de la Guardia Guerrerense.

A principios de julio de 2019, pobladores de 20 comunidades serranas de Zihuatanejo y Coyuca de Catalán denunciaron que los grupos criminales instalaron retenes sobre la carretera que comunica a ambos municipios.

En el transcurso del año se han registrado varios enfrentamientos armados en la zona y el desplazamiento forzado de pobladores de Vallecitos y otras localidades.

La muerte del pueblo

Con casi dos mil habitantes, Vallecitos de Zaragoza estaba catalogada como la sexta comunidad más poblada de Zihuatanejo.

Hoy, sólo quedan 28 casas habitadas.

Cuando la violencia volvió inhabitable el pueblo, los vecinos huyeron a otros lugares como Cuernavaca, Veracruz, Morelia, Uruapan, Playa Azul, Lázaro Cárdenas y la cabecera municipal de Zihuatanejo.

Todo está cerrado en el pueblo: las casas, las tiendas, las oficinas y las escuelas.

En un recorrido por la zona se constató el cierre de la Oficialía del Registro Civil 02, cuatro aserraderos grandes, cuatro fábricas de mezcal, tres tiendas de discos de música y películas, dos lavados de autos, dos corrales de toros, dos tortillerías, la comisaría ejidal y la delegación del gobierno municipal.

También están cerradas dos veterinarias, dos farmacias, cuatro carnicerías, una cremería, dos taquerías, tres cenadurías y cinco restaurantes.

Además, cerraron tres carpinterías, un de ellas especializada en la elaboración de tapones de madera, los cuales se utilizaban en las fábricas de mezcal para sellar las botellas que se comercializaban bajo cuatro marcas.

Asimismo, se constató el cierre de tres centros religiosos: el templo de los Testigos de Jehová, una iglesia católica y un centro evangelista.

Las clases en las escuelas se suspendieron desde mayo. El Jardín de Niños Jorge Luis Borges, las escuelas primarias Ignacio Ramírez y Emiliano Zapata, la Secundaria Técnica 99 y el Colegio de Bachilleres se encuentran cerrados.

Nadie juega en las canchas deportivas de Vallecitos. No hay quien cultive los campos. No hay suficientes familias para habitar las casas.

Los pocos que quedan no cuentan con servicio médico. El Centro de Salud y la Unidad de Medicina Familiar del IMSS están cerrados.

Lo mismo las oficinas del gobierno federal.

La línea de transporte público Las Dos Costas suspendió la ruta Zihuatanejo-Vallecitos. También la línea Omnibus de México que cubría la ruta Zihuatanejo-Coyuca de Catalán.

Nada queda de aquel Vallecitos de Zaragoza que, hasta hace unos años, era un pueblo en crecimiento y centro económico de la región.

Incluso llegó a tener un hotel de cuatro estrellas, con 20 habitaciones y salón de fiestas.

La hospedería se encuentra cerrada. El dueño, Miguel Solorio Figueroa, fue asesinado el 14 de noviembre de 2017 junto a su escolta.

Solorio era originario de Vallecitos, era propietario de restaurantes y empresario de la construcción.

Se desempeñó como regidor por el PRD durante la alcaldía del priísta Alejandro Bravo Abarca, actual jefe de la oficina del gobernador.

Al momento de su asesinato, Solorio Figueroa era aspirante para contender por la presidencia municipal mediante el movimiento de candidaturas independientes que impulsaba Armando Ríos Piter.

Hoy su hotel de cuatro estrellas está abandonado. Los 25 millones de pesos que se calculan de inversión, se desmoronan con el paso del tiempo.

Lo mismo ocurre con el cuartel sectorial de la Policía del Estado que el exgobernador Zeferino Torreblanca Galindo inauguró en 2007 en Vallecitos de Zaragoza.

El cuartel, que incluso cuenta con un helipuerto, hoy se encuentra abandonado, desolado.

Para los pobladores desplazados no hay esperanza de volver en el corto plazo.

“El silencio de la autoridad”, dicen, “es parte de la tragedia”.