* Adiós, Antelmo, Adiós… y se fue
* El retorno de diputados perdedores
* Jefecito metía viáticos insultantes

Jorge VALDEZ REYCEN

El reloj de arena de la 61 Legislatura llega a sus últimos granos. Se va la generación de más diputados perdedores. La de mayor rezago legislativo y la última que el PRI tuvo en mayoría simple el control de la Junta de Coordinación Política y la Mesa Directiva, en alianza con el Partido Verde Ecologista de México.
Sesionaban aún los diputados cuando por la puerta de cristal caminaba a paso lento, lastimoso, apoyado por dos hombres jóvenes, el tres veces reelecto dirigente estatal de la Federación de Trabajadores del Estado de Guerrero –filial de la CTM—, Juan Antelmo Alvarado García. Se detuvo unos metros del busto de Armando Chavarría Barrera, resoplando y mirando de reojo detrás de las gruesas gafas negras de sol.
Avanzaba muy lentamente con sus más de 120 kilogramos de peso y respondiendo saludos de reporteros a lo lejos. Él ya había dicho adiós a su líder cameral, Héctor Vicario Castrejón… “Hasta el jueves”, se citaron y cruzaron miradas. Adentro del recinto –que ya no se llama “José María Izazaga”, sino “Primer Congreso del Estado/José María Morelos y Pavón”— los diputados menguan en sus curules.
Es la legislatura histórica para el PRI –la última después del “tsunami AMLO-2018”—que recuperó en 2015 la hegemonía del Sol Azteca y ahora entregará a Morena el 1 de septiembre con un “carro completo” de flamante guinda tornasol, la que acumula un rezago legislativo y deja en la congeladora algunas iniciativas que habrán de encontrar los quisquillosos y ansiosos Arturo Martínez Núñez y Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, para darle seguimiento y desahogo. “A ver si como roncan… duermen”.
Hace dos semanas, era el desfile de los diputados perdedores que retornaban al redil parlamentario y sacudían a los suplentes de sus cómodos curules de piel. “Ni modo, viejo, así es esto. A veces se gana y otras… no”. El caso de una legisladora que llegó con malos modos a quitar a su suplente, fue un es-can-da-la-zo que contuvieron, pero no desmintieron.
–Oiga, que la corrió feamente la señora de “su” curul –se le preguntó a una dama y ésta, con una sonrisa refutó la versión.
–¡Nooo, para nada! Fue muy cortés, educada y no hubo nada de eso.
–¿Regresa a su oficina en Palacio? –se le pregunta.
–¡Nunca me fui! –respondió con aguda inteligencia.
Quien de plano mostró su lado verde, inexperto, huraño, envidioso y de mala leche, fue un jefe de departamento que llegó a viaticar mensualmente más de 100 mil pesos en costosos alojamientos, suntuosos restaurantes, una vida de reyezuelo y todo a costa de los diputados “amiguis” y “manigüis”. Con sorna llamaron a esa oficina “la jaula de las locas” fitnes-class. Ufff o seaaa veeeez.
Cuando Vicario supo lo de esos viáticos que autorizaba complaciente la diputada perdedora taxqueña Flor Añorve, simplemente se acabó la fiesta y Jaime retornó a la modestia de la medianía —que lo caracteriza— con tremenda carota. Lástima, esto ya se acabó. Y “La Chicha” lo sabe… por eso andaba desatado.
Adiós, Antelmo, Adiós… Ya viene tu hija al Congreso. Adiós, amigos… el reloj de arena se agota… se extingue. Legislatura de grandes eventos sociales, como la boda de Ricardo Mejía Berdeja, in-ol-vi-da-ble en Santorini, Italia.
Ohhh… Arrivederci mio caro!!!
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.