Osorio Chong y el reciclaje de la simulación

 

Noé Mondragón

 

Como para justificar su propia indolencia e incapacidad para revertir la creciente e imparable estadística criminal, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, vino a la entidad no a revisar a fondo qué es lo que está fallando en materia de seguridad pública –pese al inútil, costoso e ineficaz despliegue policiaco federal—, sino a buscar responsables de los hechos que hoy mantienen en vilo a todo Guerrero. Y uno de sus objetivos políticos fue otra vez, el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, a quien responsabilizó de la inseguridad y la violencia actuales, “por la omisión en que incurrió al no capacitar y profesionalizar a las corporaciones policiacas”. Pero desde que Aguirre se fue del gobierno estatal, ha pasado ya más de un año. Y el clima social guerrerense está peor que cuando pidió licencia. Desde luego, Osorio Chong quiere lavarse las manos y desviar la atención de un tema candente que quiérase o no, lo aleja cada vez más, de la candidatura presidencial tricolor para la elección federal de julio de 2018. Y los hechos son tercos al respecto.

OSORIO: FALLAS NO RECONOCIDAS.- La coartada bajo la cual Osorio Chong justificó su visita fugaz a Guerrero, fue una sola: conocer los resultados de la Estrategia de Seguridad. Pero si se mira bien, el corte de caja no arroja ninguno destacado. Hay que pulsar los acontecimientos para entenderlo mejor: 1.- El secretario de Gobernación trata de explotar mediáticamente los aparatosos despliegues policiacos. Desde el supuesto “blindaje de la Costera Miguel Alemán” en Acapulco; hasta el relanzamiento del operativo Tierra Caliente. Muy en el fondo, tanto el presidente Peña Nieto como el propio Osorio Chong, saben y evalúan que la Estrategia de Seguridad federal no está dando resultados. No al menos, en Guerrero. Pero con todo, se empeñan en vender la idea a los ciudadanos, en el sentido de que, con un mayor número de policías, se inhibe mayormente a la delincuencia organizada. Pero esa percepción y efecto, ha operado exactamente y en los hechos, en sentido inverso a lo previsto y planeado. 2.- Si el encargado de la política interna nacional, ya ubicó descuidos, falta de voluntad y abulias en los gobiernos estatales en lo referente a la aplicación de la ruidosa Estrategia de Seguridad, lo obvio sería que informara públicamente a todos los ciudadanos, cómo, de qué manera y en qué plazos espera resultados convincentes y creíbles, de su coordinación en la materia, con el gobierno del priísta Héctor Astudillo. Resulta absurdo y hasta una verdadera falta de respeto a la población en general, que se desplieguen cientos de policías por regiones importantes e inseguras de la entidad, mientras en los números y en los hechos, los delitos siguen a la alza. Y ya es común que se echen la bolita unos a otros: los gobiernos municipal y estatal, le piden ayuda al federal y se lavan las manos responsabilizándolo, cuando el crimen los aprieta. Y éste último a su vez, les endosa las culpas a los gobiernos estatales. Mientras, el ciudadano común queda a merced de ese fuego cruzado retórico y simulado. 3.- Miguel Ángel Osorio Chong, abriga esperanzas políticas de encumbrarse como candidato del PRI a la Presidencia del país, para la elección federal de julio de 2018. Pero dos hechos ya lo marcaron. Y desde luego, lo tienen tirado en la lona: el irresuelto caso de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos entre el 26 y 27 de septiembre de 2014. Y el escándalo que rodea a su amigo y subalterno, el ex subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación, Arturo Escobar y Vega, presunto responsable por delitos electorales en el pasado proceso comicial del 7 de junio. A Osorio Chong se le está cayendo todo. Hasta la sonrisa.

HOJEADAS DE PÁGINAS…El que no reacciona con nada –emulando a los pacientes en estado de coma—, es el edil priísta de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena. Sus hechos lo denuncian: tiene botada la capital y sus avenidas principales; el problema del suministro de agua potable lo arrincona; la ciudad apesta por la ausencia visible de los camiones recolectores de basura; y no aplica ningún esquema para el combate de la violencia y el delito. A ello se suma su arbitrariedad de tirano para gobernar, pues excluye de las reuniones de cabildo, a los regidores perredistas. Qué tal.