David Martínez Téllez

Recién debatimos con compañeros de trabajo sobre las palabras del título. 

El inicio de la discusión se planteo a partir de un texto sobre talento, vocación o disciplina.

Quien envío el texto, en su exposición, se orientó a justificar el autoaprendizaje, el cual a través de la disciplina se alcanza el talento.

Las otras dos opiniones pretextaron que el talento es un gen, por lo tanto, heredado. Y simplemente lo hace.

La vocación la entendemos, los tres, como gusto por realizar la actividad, la cual sin disciplina tiende a ser rutinaria. Llegamos a la conclusión que la vocación, por si misma, te lleva a ganar o buscar más conocimiento.

Quien opinaba diferente decía que la disciplina es base para llegar a obtener talento y también vocación.

Le comentábamos que la disciplina va aparejada con información. No porque se tenga disciplina se llega al punto de abrazar la vocación o el talento. Es importante, trascendente, buscar conocimiento para continuar con la disciplina.

Al redactar estas líneas llego a la conclusión del título de este texto.

Quiero no es sinónimo de puedo.

Deseo muchas cosas; pero de esas ¿cuáles realmente puedo llevar a cabo?. Existen personas que traen talento; pero afortunadamente hay otras personas con experiencia que orientan a ese “talento” para que explote sus habilidades. 

Por ejemplo. Muchos quisiéramos ser cantantes; pero carecemos de voz. Querer no es poder. Si puede, siempre y cuando se tengan algunas habilidades que, con una educación u orientación adecuadas se podría alcanzar el talento, y en este proceso entra el término disciplina.

Otro ejemplo. Quiero ser artista de artes plásticas y una de las cualidades de este sector es dibujar. Se puede aprender a dibujar, sí, por supuesto. Pero se requiere de disciplina y mucho trabajo. Evidentemente no hay talento, pero podría llegar si le pone empeño y si con dedicación se adquiere información de diferentes disciplinas. 

Puedo porque cuento con destrezas. Y esas maestrías también son envidia de “otros”.

Otra expresión de las dos palabras: quiero y/o puedo.

Quisiera tener muchas mujeres. Cualidad: tener dinero o por lo menos ser visualmente atractivo o alguna labia. Sin algunas de esas características evidentemente no tendré lo que busco. Como último recurso me queda, en este tema, con el concepto audacia. 

Recurro a escritor Henry Miller, quien sugería: mi vida no es aburrida o rutinaria. A la mujer que gusta le digo, directamente, ¿quieres ir a la cama?. El mismo Miller escribió que sólo existen dos alternativas “que te mande, legos y te diga loco o que duerma contigo”.

Por supuesto que en la vida real no es tan burdo el abordaje, pero se requiere de inteligencia e intrepidez. Mucha creatividad, demasiada.

Texto para intentar salir del tema pánico Acapulco.