Por Isidro Bautista Soriano

Es sabido que en estos tiempos cada vez son menos los gobernadores que alcanzan a concluir el sexenio para el que fueron elegidos, sobre todo en Guerrero, que parece ser un estado donde gobernar es tan difícil como caminar en un pantano sin hundirse.

El lamentable caso ocurrido en San Miguel Totolapan, con el saldo ampliamente conocido, ha sido superado en alguna medida porque se estableció un control de daños oportuno, y uno de los factores determinantes para contenerlo fue el hecho de que la gobernadora Evelyn Salgado tuvo la inteligencia y la astucia de acudir personalmente al sitio de la tragedia y dio la cara de inmediato.

Y ayer cumplió su ofrecimiento de instalar una Agencia del Ministerio Público del fuero común en un acto en el que la fiscal general, Sandra Luz Valdovinos Salmerón, reconoció que “es momento de tomar acciones ante las eventualidades que amenazan la paz y la integridad de los guerrerenses”.

Afirmó que la AMPFC fue creada “para poner un alto a la impunidad con la que se ejerce la violencia en contra del pueblo de Guerrero”.

Y así ha habido acontecimientos casi parecidos, como los sucedidos con la UPOEG (Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero) y en la cabecera municipal de Quechultenango, entre militares y población civil en este último lugar.

Por el otro lado, no han cesado las acciones de protesta de los estudiantes de Ayotzinapa desde la desaparición de sus 43 compañeros, ante las cuales ha habido cierto tacto político de parte de su administración, al igual que con los miembros de la CETEG, por los bloqueos viales, que han estrangulado la propia capital del estado. Se ha actuado con prudencia, sin recurrir a medidas represivas

El viernes pasado hombres identificados como transportistas intercambiaron golpes con jóvenes normalistas cuando éstos bloqueaban el bulevar de Chilpancingo, y el incidente tampoco pasó a mayores.

Sólo que el gobierno que encabeza debe tener siempre cuidado de que los conflictos políticos y sociales no se desborden ni salgan de control, que no haya más casos como el ocurrido en Iguala en septiembre de 2014, o el lamentable suceso registrado en el bulevar de Chilpancingo en 2011, por el enfrentamiento de normalistas con policías federales y estatales en este último lugar.

Sin la delincuencia organizada que hoy padecemos, hace alrededor de treinta años se suscitaron las masacres de Huautla, en la sierra del Filo Mayor, y de Escalerilla Lagunas, en la región Montaña.

Las mechas, pues, siempre están tendidas como telarañas, y por donde quiera puede encenderse una de ellas.

Definitivamente Evelyn Salgado pasó la primera de seis pruebas de fuego.

No obstante, la gobernadora Salgado Pineda podría hacer una evaluación del desempeño de sus colaboradores, de todo su gabinete, sin exclusión de nadie.

El cuidado no tiene que observarse sólo en las áreas de seguridad sino también en educación, en desarrollo rural, en todas las áreas de la administración pública. En todos lados hay quejas y denuncias y se ven diariamente hasta en las redes sociales, donde nadie se detiene para decir las cosas.

En este primer año ha prevalecido la gobernabilidad, la cual debe conservarse, por parte de la titular del Poder Ejecutivo del Estado y de todos los guerrerenses, como el más preciado tesoro del pueblo de Guerrero.

Prueba superada, la de Evelyn Salgado.