Alejandro Mendoza Pastrana

 

En momentos de desastres naturales ocasionados por terremotos, huracanes, incendios forestales, tsunamis, la naturaleza del ser humano es puesta a prueba en su esencia de ser solidario como ente que forma parte de una comunidad en un instinto innato de sobrevivencia.

Y es justamente en casos como el provocado por el sismo de 7.1 del pasado 19 de septiembre, cuando surge un esfuerzo heroico de personas que se unen para hacer frente a una tragedia. Sobresale tal acción humana solidaria muy por encima de la conducta normal humana de desinterés, egoísmo y apatía.

No obstante, hay sus evidentes excepciones de personas que lucran con la tragedia, y todavía hay casos peores de quienes cometen actos de rapiña y toda clase de ilícitos.

En el contexto que vive nuestro país y nuestro estado en particular a causa del fenómeno natural, la solidaridad es uno de los valores humanos por excelencia, del que se tiene que recurrir.

La solidaridad se define como la colaboración mutua en las personas, como aquel sentimiento que mantiene a las personas unidas en todo momento, sobre todo cuando se vivencian experiencias difíciles. Se encuentra muy ligada al amor.

Podemos ver acciones como los centros de acopio instalados en el zócalo, en la Plaza Cívica Primer Congreso de Anáhuac y en otros lados de la ciudad recolectando víveres, alimentos, ropa y toda clase de ayuda que se necesita en estos casos.

Raquel María Kamm Ramírez, especialista en temas relacionados con acciones solidarias, explica: ¿En qué se basa la solidaridad? La solidaridad se apoya en varios motivos que podemos reunir en dos grupos: 1.- Razones humanas: igualdad de naturaleza, necesidad de apoyo.  2.- Motivos espirituales: fraternidad humana, común dignidad de hijos de Dios.

La solidaridad trasciende a todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales, culturales, y es más que nada un acto social, una acción que le permite al ser humano mantener y mantenerse en su naturaleza de ser social.

Debido a lo anterior es que resulta fundamental fomentar y desarrollar la solidaridad en todas sus aristas, ya que no sólo será necesario llevar a cabo las acciones de las que se requerirá en momentos de guerra o desastres naturales, sino que será fundamental aplicar cuando alguno de nuestros seres queridos, ya sean amigos o familiares, tengan algún problema en el que nuestra ayuda o compañía sean un aporte para mejorar en cierto modo la situación.

Es importante comenzar a fomentarla desde la infancia, con pequeñas cosas, desde el amor y respeto por la naturaleza, hasta la ayuda incondicional al amiguito o la amiguita que está enferma, que necesita con suma urgencia algo o hacia los más desposeído. No olvidemos el ejemplo en todo este proceso como adultos.

Se puede decir que la solidaridad se establece como la base de muchos otros valores humanos o, incluso, de nuestras relaciones sociales más valiosas, tal como es el caso de la amistad.

En este sentido, la solidaridad nos permite sentirnos unidos a otras personas en una relación que involucra sentimientos necesarios para mantener el funcionamiento social normal; puede incluso permitirle al hombre sentir que pertenece a determinado lugar; en otras palabras, permite desarrollar sentimientos como los de pertenencia a cierta nación, manteniendo a los ciudadanos de un mismo lugar luchar juntos por un mismo motivo o trabajar unidos para lograr una misma meta. Y eso es lo que se necesita en estos momentos de tragedia que viven cientos de familias afectadas por los pasados sismos y huracanes.

Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz

almepa10@yahoo.com.mx