Los valores cívicos por recuperar …
Por Felipe Victoria Zepeda
A estas alturas del mes de febrero, pero de hace ya doce años en 2004 para ser precisos, en la cúpula priísta guerrerense se vislumbraba que el más cercano a ser su candidato a la gubernatura sucediendo a René Juárez Cisneros era el abogado Héctor Antonio Astudillo Flores
Entre otros tricolores que le disputarían la estafeta, como el inquieto Manuel Añorve Baños y Héctor Vicario Castrejón, dudaba en sumarse a la lista de aspirantes Angel Heladio Aguirre Rivero, deseoso de ser gobernador otra vez pero por elección y no por azares el destino como interino, pero aún estaba muy reciente su administración por medio periodo, así que midió las circunstancias y se inclinó por su amigo Astudillo
Eran tiempos del ya no invencible PRI de carros completos, que en el 2000 se desbieló cuando el ranchero dicharachero Vicente Fox Quesada, con supuestos apoyos oscuros del cartel sinaloense disgustado con el tricolor no quiso “ayudar” a su paisano Francisco Labastida Ochoa, porque el partido dejó encarcelado a uno de los distinguidos capos desde junio de 1993, les ganó la partida…
Igual eran tiempos de aceptar la sugerencia del Tío Sam y El Clero dando paso a la alternancia en el poder, dejando llegar a Los Pinos a un Presidente “Guadalupano”, que correspondería el apoyo del preso oriundo de Badiraguato, consintiendo liberarlo como fuera mediante una fuga simulada del penal de Puente Grande ,Jalisco en enero de 2001…
El optimismo priísta guerrerense de 2004 se ensombreció por el especial afecto que el presidente Fox le tenía al empresario porteño que se destacó como alcalde de Acapulco de 1999 al 2002…
Aunque panista de corazón Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, metido de perredista externo por estrategia, repetiría la fórmula compitiendo ferozmente contra el genuino amarillo de izquierda Armando Chavarría Barrera por la candidatura; ambos se dieron con todo, retándose incluso públicamente en el programa radiofónico de Jorge Zamora Téllez
El panismo en la presidencia estaba obsesionado con que el PRI perdiera el control político de Guerrero y tenía disponible a su cuate de confianza aunque se disfrazara de perredista, pero obviamente no apoyarían al genuino…
Los priístas deveras simpatizantes de Astudillo tuvieron un poderoso rival enfrente y le echaron muchas ganas a la campaña, pero no faltaron jerarcas que se doblegaron ante consignas presidenciales para simular estar con Astudillo pero apoyando a Zeferino para que diera la sorpresa en febrero de 2005, con ciento y tantos mil votos más… resultados que presencié monitorear desde la Notaría Pública del amigo José Rubén Robles Catalán.
A quienes nos gusta la historia y el periodismo, tenemos por costumbre “archivar” notas e informaciones importantes que después servirán base para que se escriba la historia. Ni quien olvide los pronunciamientos de un Héctor Astudillo dolido en La Condesa, reclamándole a sesenta priístas haberlo traicionado…
Pero así son las cosas en la política a la mexicana; el voto más pesado en su oportunidad es el del huésped de los Pinos que logra maravillas, así como el PRI tuvo que “descansar” doce años en el ejecutivo federal, en Guerrero se quedó en la lona por diez años con dos perredistas externos que dejaron un gran reborujo, agigantado por un ex guerrillero académico voraz en tan solo un año…
A Héctor Astudillo le llegaron a coquetear las izquierdas para ponerle en charola de plata la candidatura de otra coalición si en el PRI ponían a cualquiera otro de candidato en 2015, pero inclaudicable y disciplinado supo esperar la segunda oportunidad y ganó inimpugnablemente en junio del año pasado.
El pasado jueves 4 de febrero fue duro y certero con su diagnóstico de la entidad que recibió, apuntando como los mayores lastres y problemas la inseguridad y el narco. Guerrero no puede ser atractivo para inversionistas si aquí no hay orden ni paz, entonces hay que comenzar por la prevención policiaca eficaz de ilícitos, saneando la procuración y administración de justicia, aunque le incomode a clanes caciquiles empedernidos en la impunidad gozando de inmunidad
Lo anterior se dice fácil aunque se escucha duro porque lo es, además de peligroso…
El poder corruptor de los malos compra conciencias y hace que los de supuesta más confianza se conviertan en desleales traidores poniéndole zancadillas al jefazo; no hace mucho que tuvimos un penoso ejemplo de ello en Guerrero y las consecuencias totales aún están por verse
Tiene Héctor Astudillo ante sí una cuesta de subida sembrada de abrojos, con el piso resbaloso; necesitará conseguirse una linterna de Diógenes para rodearse de colaboradores deveras honestos y capaces, que le digan las cosas como son, en lugar de seguirle la corriente para que se le olvide la brújula y pierda el camino correcto…
Necesita conformar y reajustar su equipo no con los más cuates o mejor recomendados, sino con quienes sean deveras capaces y se resignen y conformen en la honrosa medianía del servidor público que pregonó con el ejemplo Benito Juárez García, además con la humildad y sencillez del Siervo de la Nación José María Morelos y Pavón; por eso es bueno volver a las buenas costumbres cívicas haciendo honores a nuestra Bandera Nacional, cuya primera versión se confeccionó en Iguala en febrero de 1821…