David Martínez Téllez

No fueron suficientes 4 horas de reunión entre los ex presidentes nacionales del PRI con el actual, Alejandro Moreno. Al término este determinó, por estatutos, continuar hasta agosto de 2023. En la conferencia de prensa que ofreció Alito, sin la presencia de los demás, dijo que hicieron análisis de la situación del momento sin ninguna recomendación por lo que determinó continuar.

A Alito le salieron alas, como a Ícaro, y podría caer en la narrativa griega porque se le puede derretir esa soberbia de cera.

El daño ya está hecho. Alito prefirió salvaguardar sus riquezas (casas, terrenos y quién sabe que otros menesteres) que por deducción son malhabidas -enriquecimiento explicable-, a cambio de deshonrar al PRI {¿poquito? Claro que no y mucho}.  Además un audio en que sentencia que para controlar a la prensa “hay que matarlos de hambre”. Con esto Alito daña a la posible coalición opositora (PAN, PRD y PRI). Se decía que era corrupto; ahora se deduce que sí lo es. No porque falta que se lo prueben, sino por su actuación política.

En política no existen las coincidencias o las sorpresas. Es suficiente atar cabos para intentar explicar las decisiones. Mientras Alito se reunía con sus homólogos dirigentes de ese partido en la ciudad de México, en Campeche se presentaron cuerpos policiacos frente a algunas de sus residencias. El objetivo fue presionarlo para que no dimitiera.

Si renunciaba el gobierno de morena iba a explicar con detalle las diferentes anomalías que ha realizado Alito. En su análisis personal se sintió solo, desprotegido. Nadie le iba a cuidar. Mentalmente se trasladó en una combinación del desierto de Sonora y Nuevo León. Abandonado en medio de arena y sin agua.

El PRI es su yermo.  Como también lo es el presidente Andrés Manuel López Obrador. De él salió la estrategia de “ofrecerle protección a cambio de sostenerse en el tricolor”. Esa imagen de “ladrón” de los priistas es un modelo que le conviene a Morena. 

La efigie de delincuente endilgada a la coalición opositora, por supuesto que la deteriora en demasía, y, si se sostiene todo un año, a días del nombramiento de candidatos a la presidencia, entran totalmente desacreditados. Los políticos profesionales entran con dermis de elefante; pero la sociedad, cada día mas sensible (no sé si consciente) espera otras opciones dignas. Alito, incluso para cientos de priistas, se aparta de la decencia. Entra al círculo del cinismo y rídiculo. El gracioso era quien se muestra todos los días. Alito ha recogido la estafeta.

El mensaje lo recibe la comunidad electoral, en estos momentos está decepcionada, sin alternativa y hasta ausente de expectativas.

Ante esta circunstancia el PAN se coloca como primera opción para proponer candidato a la presidencia. Se considera que es la segunda fuerza electoral sin tantas máculas como PRI o PRD.

Morena es partido hegemónico, se puede escribir, casi sin oposición organizada y bajo este ambiente la mejor pelea será entre ellos para postular al candidato a la presidencia. Ricardo Monreal levanta la mano y lo mismo Gerardo Fernández Noroña por debajo de Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum  y Adán Augusto López. Los dos últimos señalados por haber violado la ley electoral en el pasado proceso electoral de junio.

En el terreno político prevalecen las circunstancias. El contexto tendrá una enorme injerencia en los momentos políticos mexicanos. Me refiero a la posición que adopte Estados Unidos. En estos días el gobierno gringo ve con buenos ojos al presidente. La ratificación o cambio se opinión de nuestros vecinos se observará en la reunión programada para julio entre ambos mandatarios. Los güeritos han sido directos en sus comunicados en la relación México Estados Unidos, tanto que han desmentido las declaraciones del mismo presidente mexicano.

De llegar a acuerdos satisfactorios Biden y AMLO ya nada queda por hacer para la oposición, solo resignarse y esperar mejores momentos. De presentarse rispidez de los presidentes sobre sale un hálito para quienes, ahorita, son minoría.

El único método para quitar a Alito de la dirigencia nacional del PRI es la movilización de sus bases. Tal y como ya lo están exigiendo los priistas de Acapulco. No solo piden la salida de Alito, sino de todo el Comité Ejecutivo Nacional. De celebrarse más inconformidad desde la base el PRI sufrirá el parto de los montes; es decir, a punto iniciar un proceso democrático. Complejo, difícil, pero ahí se pueden ver las señales.