* Esteban Albarrán, el liderazgo emergente

* Sacudir al priísmo, su desafío prioritario

* Los tiempos hacia el 2021, serán cruciales

Jorge VALDEZ REYCEN

Es un líder emergente del PRI en Guerrero. Su desafío es sacudir a los priístas, motivarlos, abrirles las puertas que algún día se les cerraron.

Para Esteban Albarrán Mendoza no hay tiempo para desperdiciarlo en “grillas”, ni en quemar incienso. El trabajo primario es robustecer el padrón de militantes y simpatizantes. Seducirlos, reconquistar su vieja militancia y, sobre todo, crear condiciones de participación más activa y dinámica.

Así se traduce, de entrada, el trabajo del nuevo liderazgo emergente que ha iniciado Albarrán al lado de Gabriela Bernal. Su recorrido intenso en las regiones, en los municipios, tiene el mensaje claro y preciso: abrir la puerta del PRI a todos, incluirlos en la discusión y volver al origen.

Tarea cuesta arriba, azarosa, complicada, pero no imposible.

Esteban clama a sus correligionarios levantar la mano, hablar, participar, opinar y hasta criticar.

El PRI nacional vivió una etapa eleccionaria, fiel a sus estatutos, con sensibles bajas y cuestionadas separaciones. Es parte de esa vitalidad que aún conserva.

El PRI en Guerrero conserva un capital político-electoral envidiable para cualquier otro instituto político. Desestimarlo sería una lectura torpe, sesgada y francamente miope.

El trabajo político del gobernador Héctor Astudillo Flores, emanado de las filas del tricolor después de la fallida alternancia con el PRD y sus partidos aliados, deberá ser motivo de análisis, de glosa y de discusión al interior de las filas priístas. Esa la asignatura pendiente, el saber difundir que el gobierno priísta de Guerrero ha estado reparando el tejido social que en el año 2015 estuvo gravemente lesionado, roto y con hondas heridas.

No se ha visto, aún, en mesas redondas, simposios ni en foros de discusión, cuál ha sido el trabajo de Astudillo y sus repercusiones en la gobernabilidad, en los espacios públicos donde la política es el elemento a tratar en su concepto. Nada. Cero.

No se trata de abrir espacios para que un coro de aduladores irrumpa en tropel creando o fomentando una subcultura del culto a la personalidad del gobernante, como en el pasado se hizo recurrente y hasta contraproducente fue el resultado.

Se trata de llevar con inteligencia, estrategia y argumentos el papel protagónico de un gobernante que recibió al estado en ruinas, con expresiones de furia, irritación social, incendios de sedes partidistas, edificios públicos y un clima de crispación por una crisis histórica jamás antes padecida.

Valorar el apego al marco legal, como premisa fundamental de rescate al imperio de la ley al que todos debemos circunscribirnos. Y no se han visto a los priístas participar.

Quizá Esteban Albarrán tenga preparado algo en su agenda para el relanzamiento del PRI. También es posible que impulse en esa apertura la inclusión de voces que antes eran muy críticas y se cansaron de tocar puertas y de ser objeto de segregación y marginación.

Vaya que el PRI tiene una gran desafío frente al 2021. Armar la estrategia deberá ser colectiva, con el concurso de todos, hombres, mujeres, jóvenes, sectores agrario, popular, obrero.

Y si me piden nombres, allí están levantando la mano Rodolfo Escobar Ávila, en Acapulco. Héctor de Jesús Hernández, en Chilpancingo, con Joel Eugenio Flores. Erick Catalán, en Iguala. Enrique Martini Castillo, en Taxco… y la lista es larga.

La sacudida debe ser desde arriba, también. Que le entre Mario Moreno, Manuel Añorve, Héctor Apreza, Tulio Pérez Calvo y los que se quieran anotar.  Quiero velas, no candelas… (adagio popular).

Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.