David Alejandro Delgado

 

A partir del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales de 2008 se estableció una disposición que obligaba a los partidos políticos a destinar el 2% del financiamiento público ordinario a la capacitación, promoción y fortalecimiento del liderazgo políticos de las mujeres.

Dicho porcentaje se incrementó en la nueva Ley General de Partidos Políticos de Mayo de 2014, que lo elevó al 3%, en términos nacionales; pero para el caso del Estado de Guerrero la Ley Número 483, lo llevó al 5%; aun cuando existe una aparente contradicción entre la norma general y la norma estatal, por principio pro persona, en términos de ampliación de los derechos, se considera válido el 5%.

De manera que este es el monto aprobado por el Consejo General del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero, que en el conjunto de los 9 partidos políticos con registro local significa un total de 5 millones 876 mil 521 pesos con 60 centavos. Este es el monto que deberá fiscalizar su ejercicio el Instituto Nacional Electoral durante el ejercicio 2016.

Por ello, el reglamento de fiscalización del Instituto Nacional Electoral prevé que dentro de los 30 días siguientes a la aprobación del financiamiento público para actividades ordinarias permanentes, los partidos políticos deberán presentar un programa de gasto correspondiente a la capacitación, promoción y el desarrollo del liderazgo político de las mujeres; que además deberá contener los siguientes elementos: Acciones Afirmativas, Avance de las Mujeres, Empoderamiento de las Mujeres, Igualdad Sustantiva, Liderazgo político de las mujeres, Desarrollo del liderazgo político, Promoción del Liderazgo Político, perspectiva de Género y Calidad.

Los partidos políticos deberán entregar un informe de sus Programas Anuales de Trabajo con los contenidos antes señalados, lo cual estará sujeto a la fiscalización del Instituto Nacional Electoral.

Esta medida no debe sólo ser un cumplimiento formal de parte de los partidos políticos, sino también un método de construcción de cuadros intrapartidistas, para que al momento de que lleguen los procesos internos para la postulación de candidaturas se cuenten con opciones de liderazgos femeninos competitivos, inclusive para aplicar las nuevas disposiciones de la Ley General de Partidos Políticos que obliga a éstos a buscar la participación efectiva de ambos géneros en la integración de sus órganos directivos.

Es también una valiosa oportunidad para que los partidos políticos encuentren nuevos mecanismos que armonicen plenamente las nuevas disposiciones constitucionales de paridad de género con su normatividad interna; algo que debieron cumplir desde septiembre de 2014. No es menor el reto, los partidos deben buscar la armonía entre la paridad de género y su propia democracia interna.

Pero también es cierto que en este como en otros temas de género, es importante buscar una armonía entre géneros, un mejor y más amplio dialogo entre las mujeres y los hombres; inclusive es necesario que se construya una nueva masculinidad en el contexto de la igualdad de géneros que coadyuve en la cooperación de los roles que se deben de desempeñar en los diferentes ámbitos en que conviven los géneros.

Los estereotipos tanto de un género como de otro, no coadyuvan al logro de una igualdad plena, como lo señala nuestra constitución; en esta temática hay retos que podrían ser un espacio de oportunidad, inclusive para regular, ya sea desde la vida interna partidista o desde futuras reformas a las leyes, para que los promocionales partidistas no fomenten ningún tipo de estereotipo de género.

Tendrán que revisarse a futuro temas como la asignación con criterios de género preferenciales de los gastos de campaña; quizá con fórmulas que armonicen las decisiones propias de la vida interna partidista que buscan estrategias para alcanzar triunfos electorales. Por lo que propondría como un detonante a la discusión pública, montos generales de gastos de campaña bajo criterios de paridad de género.

No se diga el tema sensible de la violencia política, que lo matizaría en concordancia con asuntos similares, como el hostigamiento político de género; porque por un lado no se trata de enfriar lo que de por sí es una lucha política que genera calor entre los contendientes; pero tampoco que esto sea una oportunidad para ofender, coaccionar o amenazar por razones de género; el cuidado en los términos deberá ser algo que deba discutirse a profundidad.

Finalmente, insisto en que las mujeres pueden llegar a ser motor, junto con los hombres en esta nueva dinámica de igualdad de género, para consolidar la democracia interna partidista, que acerque las ciudadanas y ciudadanos a los partidos políticos de su preferencia, en un momento en que es muy necesario recobrar la confianza en los partidos políticos.

@dadmatiz