• * La mayoría eran de la Montaña, una de las zonas más vulnerables de Guerrero, principalmente de municipios como Malinaltepec y Olinalá

Tal como lo anunció el titular de la Secretaría de los Migrantes y Asuntos Internacionales (Semai) del Gobierno del Estado, Fabián Morales Marchán, este lunes comenzaron a ser entregadas a familiares las cenizas de sus seres queridos fallecidos a causa del Covid-19 en Estados Unidos de Norteamérica, vecino país al que migraron en busca de mejores condiciones de vida.

La entrega de las urnas funerarias a cargo de la propia Semai inició alrededor de las 10:40 de la mañana de este lunes en las instalaciones de “Funerales Chilpancingo”, en donde fueron depositadas desde la madrugada del domingo, tras ser trasladadas en un vuelo proveniente de la ciudad estadunidense de Nueva York hacia la Ciudad de México.

La mayoría de las familias que acudieron a dicha funeraria provenían de la Montaña, una de las zonas más vulnerables de Guerrero, principalmente de municipios como Malinaltepec y Olinalá.

Tal es el caso de Guadalupe Lázaro Amaro, de la comunidad de Lomas de Cocoyoc del municipio de Olinalá, quien llegó a la funeraria cerca de las 11:00 de la mañana para recoger las cenizas de su esposo.

Contó que él migró hacia Estados Unidos en febrero de 2019 obligado por la pobreza en la que se encontraban seriamente sumergidos, debido a que su trabajo en el campo ya no le dejaba recursos monetarios.

Una vez estando en el vecino país, comenzó a trabajar en un restaurante de Nueva York que le dejaba un buen sueldo, al grado de que logró construir una casa en Lomas de Cocoyoc, con las remesas de hasta 8 mil pesos y 10 mil pesos que le enviaba quincenalmente, relató.

Su esposo tenía previsto regresar de EU al pueblo que lo vio nacer dentro de tres años, sin embargo comenzó a enfermar de COVID-19 el pasado 24 de marzo.

“Me dijo que le había dado la calentura y le dije que se atendiera, pero no sé, no quiso; como está lejos, y la verdad no supe si se curó o no, y entonces después nos dijo que no podía respirar”, contó.

El virus le quitó finalmente la vida el 8 de abril a la edad de 44 años, dejando en el desamparo a sus dos hijos mayores y a ella misma.

Doña Guadalupe dijo que ahora que tiene en sus manos las cenizas de su esposo cremado en la misma ciudad en la que trabajó, tomará la decisión de sepultarlas y rezarles como se acostumbra hacer con los fallecidos de cuerpo presente en su comunidad. (API)