• * Monseñor Leopoldo González dijo que “ser abrazados y abrazar nos humaniza y nos da la confianza de que en el fondo, a pesar de tantas congojas, todo tiene sentido”

Ana Lilia Torres

ACAPULCO.— En su mensaje previo a la celebración de Navidad y Nochebuena, el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, pidió a Dios reconfortar a todos aquellos que son desplazados y víctimas de la violencia, así como también a quienes en la actualidad sufren extorsiones y cobro de piso.

En la lectura de su mensaje, el prelado recordó a los ciudadanos que el sentido real de la Navidad es tener presente que Dios se hizo uno de nosotros a través del nacimiento de Jesús, y que nos ama en cada etapa de nuestras vidas.

Expresó que “en Jesús, Dios también abraza al ser humano que sufre la opresión de quien no reconoce en el otro ni un prójimo ni un hermano y provoca el sufrimiento y muerte. De recién nacido, el rey Herodes buscó matarlo y su familia, como muchas ahora, tuvo que huir a otra parte”.

Monseñor González resaltó que recordar el nacimiento de Jesucristo es una ocasión para que “reciban un abrazo de Dios, todos ustedes que sufren porque les extorsionan, les cobran piso, les han desaparecido o asesinado un ser querido. Todos necesitamos que Dios nos abrace”, insistió.

Dijo que la Navidad es una celebración que “nos invita a recibir ese abrazo que dura para siempre. Ser abrazados y abrazar nos humaniza y nos da la confianza de que en el fondo, a pesar de tantas congojas, todo tiene sentido y de que la realidad más verdadera es la paz, no la turbulencia”, añadió.

Señaló que el amor de Dios es algo necesario, ya que es una ayuda muy valiosa hasta para conservar o recobrar la salud física y para superar esta cultura de descarte y exclusión, que tanto sufrimiento y muerte siembra a diario.

“La Navidad nos ayuda a comprender que para recibir a Jesús es necesario no tener las manos empuñadas. Se ocupa tenerlas extendidas. Empuñadas, son una amenaza, son aferrarse y no compartir. Extendidas, ofrecen afecto, ayudan y levantan a otros”, destacó monseñor González González.

Llamó a la unidad de los padres e hijos y mencionó que la polarización de la familia es fuente de gran dolor y preocupaciones.

“Esta realidad, frecuente en la familia, es también uno de los males graves de nuestra sociedad”, por lo que pidió a todos hacer un esfuerzo que vaya orientado a hacer el bien común.

Finalmente, recomendó a todos los viajeros que en estas fiestas navideñas conducirán por carretera, a tener las debidas precauciones para evitar accidentes y llegar con bien a sus destinos.