Fortalece Astudillo el programa 2×1; AMLO cancela el 3×1.— El Ejército debe responder con fuerza ante agresiones, opinión generalizada.— Los dirigentes de Tlachinollan son lucradores, no defensores de indígenas: Evencio Romero

Enrique Vargas

Desde hace muchos años, el gobierno de Guerrero, los guerrerenses radicados en Estados Unidos y el gobierno federal realizaron muchas obras de beneficio para los pueblos de donde salieron los migrantes, para mejorar sus condiciones materiales y proporcionarles buenas calles, carreteras y obras en las comunidades donde la gente podía aprovechar esas inversiones.

Por cada peso que aportaban los migrantes radicados en alguna ciudad de Estados Unidos, el gobierno del estado aportaba un peso más y el gobierno federal también ponía su parte, de tal modo que la inversión crecía y se lograba desarrollar buenos trabajos y entregar nuevas instalaciones de diversas especies en los pueblos de donde salieron los ahora radicados en el país del norte.

Así funcionó desde hace 15 o 20 años y era una muy buena forma de ampliar las inversiones y permitía que los gobiernos estatal y federal se comprometieran a apoyar y mejorar las inversiones que los migrantes querían hacer en beneficio de sus comunidades.

Ahora el gobierno de AMLO no acepta más proyectos que los suyos, aunque sean improductivos y consistan sólo en repartir el dinero sin sentido y sin proyecto, sólo con la clara intención de hacer compromisos electorales.

Por eso, el gobierno de Morena canceló este benéfico programa del 3×1, que ahora se niega a respaldar el esfuerzo de los migrantes de llevar ayuda y obras a sus pueblos de origen.

Para mantener esta iniciativa entre migrantes y gobierno, el gobernador Astudillo anunció la ampliación del programa 2×1, entre el gobierno estatal y los guerrerenses radicados en Estados Unidos.

Los directivos de Morena sólo responden: “fuchi” “guácala” cuando se trata de respaldar programas que aportan buenos beneficios a los pueblos de Guerrero, pero que por no haber salido de sus programas populistas de regalar dinero sin sentido práctico o productivo, se niegan a dar su colaboración en forma absurda.

EL EJÉRCITO DEBE RESPONDER CON FUERZA ANTE AGRESIONES, OPINIÓN GENERALIZADA.— En los meses recientes se han visto imágenes en las que soldados del Ejército Mexicano son golpeados y humillados por delincuentes que son sorprendidos en acciones delincuenciales, que los uniformados tratan de evitar con la aplicación de la ley.

Sin embargo, la orden que tenían por parte de su comandante supremo, El Peje, AMLO, era en el sentido de que tenían que soportar las agresiones y las humillaciones para no entrar en conflicto con los agresores, porque decía que de ninguna manera tomaría acciones represivas contra la “gente del pueblo”, como identificaba a los delincuentes.

Esto desató una serie de opiniones en contra porque se exponía al Ejército al ridículo y a sus integrantes a la humillación, lo que finalmente llevaría a que se le perdiera el respeto a una de las instituciones nacionales que mejor había logrado mantenerlo.

En estos momentos, gobernantes como Héctor Astudillo, legisladores y hasta representantes religiosos han manifestado su rechazo a que se lesione y vulnere la imagen tradicional del Ejército Mexicano, una de las instituciones que ha logrado mantener una buena relación con la sociedad mexicana, como para que se permita que los delincuentes, a quienes el gobierno federal no quiere tocar, en perjuicio de los militares nacionales que no deben ser humillados por ladrones, narcotraficantes y asesinos, como camino para imponer sus condiciones en el país.

No se entiende cómo el comandante supremo de las fuerzas armadas de la nación puede pretender que el Ejército y la Marina puedan ser insultados y maltratados por los delincuentes, sólo porque al presidente AMLO no le gusta que usen la fuerza para contenerlos.

Sus actitudes son absurdas y llegan hasta el ridículo cuando habla de no usar la violencia contra los delincuentes, sino que propone “no usar balazos sino abrazos” y llamar a los asesinos, secuestradores y extorsionadores a portarse bien porque lastiman a sus madrecitas.

Hace poco llegó a su máximo nivel de rechazo a los delincuentes contra los que recomienda que se les exorcice y se les muestre un terrible rechazo con las expresiones “fuchi” y “guácala”.

Claro que esto no sólo es absurdo y ridículo, sino que deja ver que esa actitud tan equivocada de enfrentar a la delincuencia es lo que provoca que haya crecido hasta condiciones terribles para el país.

Por eso, la exigencia generaliza es que el Ejército y la Marina actúen con total apego a la ley en respuesta a la grave expansión delincuencial que vivimos los mexicanos, sin hacer caso a las indicaciones de quien, por lo visto ni se ha enterado de cuál es la realidad y las graves condiciones en que México se encuentra bajo los muchos cárteles delincuenciales.

LOS DIRIGENTES DE TLACHINOLLAN SON LUCRADORES NO DEFENSORES DE INDÍGENAS: EVENCIO ROMERO.— Desde hace muchos años los creadores del Centro de Derechos Humanos de la Montaña (Tlachinollan) han buscado presentarse como los mejores e impolutos defensores de los grupos indígenas y otros grupos populares, pero hay quienes lo observan y afirman que sólo lucran con casos como el de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde hace 5 años.

“Son lucradores, no defensores de los derechos humanos”, afirma Evencio Romero Sotelo, dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, porque afirma que Abel Barrera y Vidulfo Rosales, que se montaron en ese asunto desde hace esos cinco años, evitan que se puedan seguir líneas reales de investigación porque no quieren que se le caiga el negocio, el mejor que han tenido en toda su existencia, ya que reciben fondos de los gobiernos y sobre todo de organizaciones internaciones que los financian para que mantengan “encendido el reclamo” de justicia para los estudiantes.

Ya duró cinco años y esperan que les duren otros cinco cuando menos, comenta.

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