* Todo gira en torno al Presidente AMLO
* Fertilizante: las malas cuentas le pegan
* Amílcar puede tronar, si no lo corrige

Jorge VALDEZ REYCEN

En Guerrero, AMLO ha ganado las últimas tres elecciones presidenciales de manera consecutiva. No hay vuelta de hoja.
Pese a ello, el gobierno de Enrique Peña Nieto fue el que más obra pública y social orientó e invirtió, más aún por los fenómenos hidrometeorológicos, sismos y la reconstrucción, que ningún otro presidente de la República en funciones hizo en la historia reciente. Quienes tenemos memoria no lo podemos soslayar, siendo objetivos y bien intencionados.
Sin embargo, a Peña Nieto los guerrerenses le han escatimado y regateado ese reconocimiento por muchos factores, léase los gasolinazos, o lo que usted quiera. EPN ayudó y mucho a Guerrero, en las desgracias y en recursos federales.
Ahora bien, el presidente Andrés Manuel López Obrador le ganó a Felipe Calderón Hinojosa y al propio Peña Nieto, electoralmente hablando y en la reciente del 2018. Es un fenómeno histórico y Guerrero estuvo aportando votos como nunca a AMLO.
Por ello, no es producto de la casualidad que el gobierno de la 4T haya hecho suyo el programa emblemático de apoyo a los campesinos guerrerenses, como es el del fertilizante gratuito a los productores del campo. Es la reivindicación presidencial, de entrada, por el enorme capital político que se le otorgó el 1 de julio del año pasado, hace casi un año. Es el agradecimiento de Andrés Manuel a los campiranos, punto.
Los buenos propósitos, las buenas intenciones, han quedado en eso, porque en los hechos los operadores de dicho programa emblemático, de alto significado sentimental, de valores tan altos como el agradecimiento, le están dando al traste a dicho propósito. Son las malas cuentas, así, sin adjetivos peyorativos.
AMLO se ha convertido en el eje toral de todos los temas en la agenda actual. Todos los mexicanos hablan de él. Todo gira en torno a él. Todos lo veneran y reverencian, en altísimo porcentaje nunca antes visto. Todas las esperanzas están cifradas en él. Por eso es que no puede fallar, ni por asomo, porque el costo sería por lo menos impensable.
El gobernador Héctor Astudillo Flores le planteó que el gobierno federal apoyara a los guerrerenses en ese programa piloto, único a nivel nacional, de apoyo a los campesinos con fertilizante. Lo que el presidente AMLO vio con buenos ojos y aceptó de gran buen humor y aceptación. Hasta ahí todo iba bien.
Pero cuando inició la operatividad en la conformación del padrón de beneficiarios, la logística y lo más importante: la entrega, las cosas empezaron a complicarse. Ya es ocioso como inútil comenzar a repartir culpas. Lo urgente es salir airosos del compromiso presidencial y hacerlo útil para los beneficiarios. Que se toparon con problemas, sí, pero son corregibles, no insalvables.
Debe entenderse que el compromiso de AMLO con los campesinos de Guerrero es un acto casi sagrado, como el propio jefe del Ejecutivo federal define sus compromisos en su peculiar lenguaje y discurso. Y sus colaboradores cercanos no pueden obstaculizar, ni inducir al fracaso, porque los costos políticos, económicos y sociales son impredecibles. Ya han comenzaron las expresiones de inconformidad, con bloqueos carreteros y tomas de edificios…
Provocar abortar el programa del fertilizante sería una muy mala señal. También sería un colosal error admitir la incapacidad de garantizar el suministro del insumo y su entrega gratuita. Al campesino no se le puede engañar, ni defraudar. Se le debe cumplir.
Ya lo vimos en Puerto del Gallo, con una entrega simbólica que dejó buen sabor de boca. Ahora, el otro lado de la moneda es el enfado, la irritación y el estallido. Así de veleidoso es nuestro pueblo, sin duda. No entenderlo, es una doble traición: primero a AMLO y la otra a los campesinos.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.