Felipe Victoria

 

¿Confianza y esperanza con AMLO?

 

Feliz inicio de la temporadita de posadas, tradición religiosa que cada año se degrada perdiendo valores.

Cantar la letanía con la petición de refugio paseando los peregrinos casi es cosa del pasado, pero por el gusto para los niños las piñatas subsisten, aunque no tan ricas en frutas, colaciones y regalitos como antaño porque ya no alcanza para casi nada.

Los conocedores y tradicionalistas no olvidan el aromático ponche de frutas con su discreto “piquete” para levantar los ánimos y el jolgorio se da como sea con el bailongo y tantos abrazos con buenos deseos, aunque este 2018 la gente anda preocupadona por los primeros cambio radicales de la cuarta transformación

Millones de mexicanos supieron que Andrés Manuel López Obrador, de tanto insistir y luchar desde antes de 2006 podría llegar a presidente aunque le repitieran chanchullos, pero fue en la Convención Nacional Bancaria celebrada en Acapulco el año pasado cuando su magistral estrategia de marketing político al estilo del Cine político de Luis Estrada, Pedro Miguel y Epigmenio Ibarra cuajó, con su temeraria advertencia de que soltarían al tigre, parecido a cuando el dictador Porfirio Díaz acusó a Madero de soltarle los felinos rayados en noviembre de 1910.

De unos noventa millones de electores empadronados, unos treinta le dieron su voto con el Morena, por ahí de 23 millones tacharon las boletas por el PRI y el trabuco ingenuo del Frente Amplio entre PAN, PRD y Movimiento Ciudadano que jamás sería mezcla viable y el resto siguieron robusteciendo el tradicional y anquilosado abstencionismo.

Por fin en julio no quedó de otra y el PRI empantanado en su pésima decisión de  candidatear un simpatizante externo sin aceptación entre los tricolores, hizo perder al empoderado Grupo mexiquense de Atlacomulco, que por la voracidad y cinismo de peñanietistas colmó la paciencia del electorado y al PAN, nadie le daría oportunidad de nuevo, tras los fracasos de Fox y Calderón en dos sexenios sucesivos enlodados con el narco al que fortaleció simulado combatirlo.

Un cúmulo de seductoras promesas de campaña ataja a López Obrador desde que asumió el mando constitucional hace dos sábados, desde la aparente falta de idoneidad de varios miembros de su seleccionado gabinete, hasta los malos cálculos erráticos del presupuesto que necesitaría para hacer realidad tantos sueños y utopías.

Pero quizá eso no es lo verdaderamente grave sino la desarmonía evidente con los poderes legislativo y judicial, donde las zancadillas y puntapiés afloraron de inmediato, porque la honrosa medianía juarista de servidores públicos y la austeridad republicana pretendida les provoca agruras a propios y extraños.

Los frecuentes diferendos con Olga Sánchez Cordero, la ex ministra que declina su sueldo en Gobernación pero para poder conservar su pensión como administradora de justicia del más alto nivel, que defendió la economía laboral de su gremio  y la desunión ideológica de diputados y senadores para limitar sus lujos, despertaron a la realidad al nuevo jefe del ejecutivo  federal, que ya se dio cuenta que nadie quiere aceptar autoritarismos dictatoriales porque el pueblo sabio lo eligió para presidente, no para dictador ni emperador.

Es de sabios cambiar de opinión y rectificar el rumbo, los antecesores en el mando quizá no estuvieron tan equivocados, lo que los hundió fue la voracidad desmedida y la deshonestidad con tanta inmunidad e impunidad violando la Constitución y dejando de aplicar correctamente las leyes.

Promulgar una nueva Constitución adecuada a los actuales tiempos, no es una tarea fácil ni que se pueda hacer sobre las rodillas y menos con ocurrencias, lo primero es respetar estrictamente la vigente desde 1917, sin excusa ni pretexto.

La Maestra Pizarrina anda en el DF y por ello invité a las comunicativas acapulqueñas.

       -¡Riiing…salinsliiim!

       -Comadre Proculina, ¿cómo ves a nuestro gobernador Héctor Astudillo?

       -Echándole muchas ganas en lo que humanamente puede, Torturina… nunca descansan ni él ni Doña Mercedes Calvo.

       -Aaarajo manita, pero a veces cuando no le llueve le llovizna y nunca faltan prietitos en el arroz, con los revoltosos ingobernables y anarquistas de algunas costas y partes altas que se disputan el control del tráfico de ya sabes qué cosas

       -Ujule manita, ese tipo de líos  existe desde hace muchas décadas, y a la tal Escuela Normal en Ayotzinapa ya desde principios de la década de los cuarenta la pretendió cerrar el presidente Manuel Avila Camacho y no pudo lograrlo.

       -¿Y por qué la dejan subsistir?

       -Quien sabe cuál sea el verdadero secreto.

        -Mira comadrita, hay cosas que ahora ya no se pueden hacer como en tiempos de la “mano dura”, en que hasta se acostaban chaparros para ponerlos quietos.

       -¿Por qué cambiaron de estilos?

       -Don Alejandro Cervantes Delgado fue pacificador por las buenas… con Ruiz Massieu no jugaban a pasarse de listos, pero a Figueroa Alcocer le cobraron las facturas del pasado y acabaron tumbándolo por lo del Vado de Aguas Blancas

         -Acuérdate que desde junio de 1990 comenzó la defensa de los Derechos Humanos y por mucho respetarlos estrictamente se fortaleció la impunidad

        -¡Shhh… cábrate cayona!, resultó como dejar sueltos y sin bozal a los perros bravos que desconocen hasta a los dueños.

       -¿Y luego con Aguirre Rivero?

       -El él tolero a los normalistas creyendo que corresponderían el tratarlos de buena fe, pero nunca quisieron entender y se salieron de control.