Primera parte

SADYHEL ASTUDILLO

Envío una afectuosa y cariñosa felicitación a mi abuelita Heladia que cumple años. Que este todos los años venideros sean atesorados por ella y todos quienes integramos la familia.

Desde principios del 2010 mediante diversos medios de comunicación se ha invitado a la comunidad en general y a jóvenes en particular a ser independientes y generar sus propias fuentes de empleo. Tanto el gobierno como instituciones privadas han comenzado a generar estrategias y programas como financiamientos, préstamos y compra de material o equipo para que el incentivo sea mayor y el interesado en poner su negocio no lo dude tanto.
Sumado a lo anterior tenemos un número importante de páginas web y aplicaciones para celular que facilitan el dar a conocer estos negocios, así como para que el cliente potencial encuentre los productos; sin embargos están bondades parecen no ser suficientes hoy en día.
Estamos muy aferrados a depender de un salario seguro cada quincena sin importar que este sea un poco raquítico mientras sea seguro, el temor a arriesgarse e ir por la vía independiente es grande y con justa razón, ya que ingresar al mercado laboral es cada vez más complicado y pasar un mes sin un ingreso económico es algo realmente catastrófico; no se diga dos o más meses.
Acompañado a lo anterior tenemos los ejemplos de nuestros padres y/o abuelos, los cuales —en la mayoría de los casos— pasaron la mayor parte de (si no es que toda) su etapa productiva en un solo trabajo. Es decir que llevan o llevaban más de dos décadas trabajando en el mismo lugar hasta lograr la jubilación.
Si uno encuentra el trabajo ideal (si es que algo así existe) justo a la primera y decide quedarse en el por dos o más décadas es algo excelente y por demás complicado. Desafortunadamente en los días de hoy es bastante complicado generar antigüedad, no se diga conseguir la jubilación.
Contratos que se renuevan constantemente, cambios de áreas y renuncias obligadas o despidos son los principales obstáculos para generar experiencia y/o “subir escalones” en el lugar que se labora.
Debemos también tener presente que durante nuestra vida académica nos están preparando principalmente para salir y buscar trabajo, mas no para salir y generar fuentes de empleo (lo cual debería cambiar). Entonces ya estamos más que perfilados y mentalizados para, tras abandonar la universidad encerrarnos en la oficina/laboratorio/despacho/etc., en jornadas de 5 a 8 horas durante el tiempo que se requiera.
Todo esto causa que lo población en general prefiera tener un trabajo “estable” (con lo malo y lo bueno que eso conlleve) a aventarse el riesgo de si el proyecto que decida emprender tendrá éxito o no, ya que no solo es una inversión económica sino también de tiempo.
Sin embargo, hay algo que no estamos considerando y esto es, las bondades que a futuro puede generar el que nuestro proyecto tenga éxito, solo nos estamos quedando con el complicado y largo camino que va a ser llegar a él, que como todo, debe de costar su esfuerzo. Pero que una vez estando ahí solo queda seguir hacia adelante.
Entonces ¿no es mucho riesgo el dejarlo todo por el proyecto que uno tenga en mente? Eso se comentará la próxima semana.

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