* Caprichos “de contentillo” con la CETEG

* Emiliano Díaz: dormir con el enemigo

* Ramos Reyes: el “otro” poder en la SEG

 

Jorge VALDEZ REYCEN

 

Introducirse a las entrañas de la dependencia con más empleados, recursos, espacios y cuotas de poder, es un viaje a lo insólito e inesperado.

La Secretaría de Educación Guerrero es un monstruo. José Luis González de la Vega Otero es el único que “ha dominado”, en dos administraciones distintas, pero de similar cuño en operatividad y canonjías, a quienes pegan con la izquierda y cobran con la derecha, o sea la CETEG.

Desde 1993 tuve acceso a la dependencia con un presupuesto que sobrepasaba los 10 mil millones de pesos anuales, ahora tras 23 años, creo son 22 mil millones de pesos. La matrícula creció y los espacios directivos se otorgaron a integrantes de la disidencia magisterial como cuotas o ínsulas de poder.

Amín Zarur Ménez era secretario de Educación y había claves de plazas dobles y hasta triples, donde aparecían nombres de periodistas en las “sábanas” de cheques. Más de 25 pliegos fueron entregados para su publicación en el semanario “Perfiles” que se editó por aquellas fechas en Acapulco. De sorpresa en sorpresa se fueron divulgando nombres y plazas de directores, supervisores, directivos y demás. Era el paraíso para cobrar sin trabajar.

La SEG tuvo de todo en sus filas, desde políticos en infortunio hasta economistas y empresarios ligados al PRI y al PRD, al PANAL y al PAN. De tutti-frutti… multicolor. Si hubiese culpables de todo lo que ahora se padece en el sistema educativo, nadie escaparía inmaculado. No me pidan nombres, que les dará mucha más vergüenza que a mí.

La SEG se convirtió en la co-habitación perfecta de un maridaje imperfecto. Directivos duermen con el enemigo, quien le sabe a la perfección todos los movimientos en cada programa. Ernesto Sandoval Cervantes es quien más intenta pasar desapercibido y juega a tener el don de la ubicuidad inútilmente.

González de la Vega Otero tiene muy reducido ahora el margen de operatividad, que como lo tuvo en 2006-2012. Sí volvió a tener a sus “mariscales” de campo, pero disminuidos en su poder de decisión. Emiliano Díaz Román es un parte de la pinza, la otra es Sandoval Cervantes. Y más de docena y media de personajes, hombres y mujeres, que se cuecen en los hervores de la mediocridad y la comodidad salarial, sin pena ni gloria.

Total que la CETEG está de “contentillo”, caprichosa, renuente, como parvulitos de preescolar. Una facción, la de Ramos Reyes, tiene poderosas ligas y posiciones clave en direcciones para operar a sus anchas la manipulación de maestros afines a sus intereses. La facción de Antonia tiene en administrativos su brazo musculoso de apretar el puño y dominar las venciditas en la mesa. Es invencible, ‘la maetra’ en eso.

Juntos, Ramos y Antonia han hecho ver su suerte a Pepe González, a Emiliano y a Ernesto. Los han traído como cuinos en callejón, sin necesidad de mecatearlos.

La triste realidad al interior de la SEG podría alcanzar otros niveles de complicidades, donde familias enteras (primos, sobrinos, hermanos, esposas, cuñados, etc.), estarían en sábanas de nóminas, como en 1993 estaban centenares de allegados a poderosos servidores públicos.

Una frase del inolvidable “carpintero” Don Luis Manuel Torres, en su periódico semanario “Puerto”, me vino a la memoria cuando comparaba a los cerdos con quienes tenían la encomienda de dirigir la SEG. Claro que a su mecenas nunca lo tocó, ni con el pétalo de una rosa (¿verdad, Z?). En fin…

Ramos Reyes es como un secretario de la SEG alterno, con igual o más poder que Pepe “Scapinno” y Emiliano, juntos. Es el “otro” poder fáctico, agazapado, real. Y esa co-habitación perfecta, es un maridaje imperfecto… ahí sí duermen con el enemigo.

Nos leemos SIN MEDIAS TINTAS.