Desaparecidos: ¿43 +1?

 

Felipe Victoria Zepeda

 

A casi dos años ya del macabro teatro fantástico de tantos cachirulos inmersos en investigaciones criminales sobre los que deveras haya sucedido en Iguala esa anoche del viernes 26 de septiembre de 2014, la faramalla para desviar la atención de los móviles de la tragedia ha sido eficaz, burlándose de la buena fe de muchos compadecidos…
Aunque no les güiste debo e insisto en puntualizar dos puntos muy sencillos:
1) La calidad estudiantes se tiene dentro de los planteles escolares en actividades propias de la enseñanza, fuera de los planteles y actuando en grupos para cometer delitos y vandalismo como pandillas, es una calificativa agravante en cuestiones penales.
2) Ningún sicario ni policía se metió a la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” del poblado de Ayotzinapa en Tixtla a molestar a ningún estudiante en ningún momento.
Así las cosas, los mozalbetes capturados por las mafiosas policías municipales de Iguala y Cocula aquella trágica noche del 26 al 27 de septiembre de 2014, en esas horas no actuaban como “estudiantes” sino como viles delincuentes.
Las primeras investigaciones de la entonces Procuraduría guerrerense a cargo de Iñaki Blanco Cabrera, aunque amañadas, recogieron versiones confesionales de los que resultaron presuntamente involucrados, en el sentido de que las víctimas fueron ejecutadas y sus cuerpos calcinados en un basurero para ser echadas al río las cenizas de todos.
Irrumpió la PGR con Jesús Murillo Karam atrayendo el caso por lo evidente de la presencia del narcotráfico en el asunto y sus pesquisas coincidieron en lo mismo, dando entonces la dependencia por “verdad legal” lo dicho por quienes fueron detenidos y consignados. El desafortunado dislate de Murillo Karam al confundir verdad legal con “verdad histórica”, le dio mucha cuerda a la estrategia distractora sobre encontrar con vida a los “desaparecidos”, para ya no hablar del inmune e impune tráfico de heroína entre Iguala y Chicago en autobuses.
Organizaciones no gubernamentales defensoras de derechos humanos han hecho “su agosto” desde aquel infausto septiembre, porque desde el extranjero financian generosamente sus movilizaciones y protestas, así que a los apoderados de los padres de los 43 desparecidos no les convendría que acepten las indemnizaciones legales, les deja más seguir “ayotzingando”, como otro flanco del conflicto contra el presidente Peña Nieto que juró hacerle el personaje que no ganó las elecciones del 2012.
A dos años, los que políticamente pagaron los platos rotos fueron Jesús Murillo Karam y Angel Aguirre Rivero, al que le costó tener que dejar la gubernatura antes de tiempo y se suma a los 43 desparecidos, pues no se ha dejado ver por nadie en Guerrero desde entonces.
Va una nota archivada de EL FINANCIERO:
“Conexión Chicago-Iguala para heroína, posible móvil en caso Ayotzinapa
Una investigación de la DEA concluyó que la agresión a los normalistas pudo derivar de un caso de tráfico de drogas, relacionado con el cártel “Guerreros Unidos”.
David Saúl Vela.08.09.2015
CIUDAD DE MÉXICO.- Una investigación de la DEA –que incluyó escuchas telefónicas realizadas antes y después de la agresión a normalistas de Ayotzinapa, el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala–, permitió identificar y desarticular a una célula del cártel Guerreros Unidos que metió a Estados Unidos en compartimentos secretos en autobuses de pasajeros, heroína y cocaína valuada en más de 15 millones de dólares.
Este caso armado por la DEA entre 2013 y 2014 contra ocho integrantes de ese cártel, entre ellos Pablo Vega Cuevas, identificado como líder de la célula del citado grupo criminal en Chicago, sirvió para que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes abriera la teoría de que la agresión a los normalistas pudo derivar de un caso de tráfico de drogas.
Y es que de acuerdo con el expediente de la DEA, el grupo Guerrero Unidos utilizó las empresas de autobuses de pasajeros Volcano y Monarca, para trasladar decenas de kilogramos de heroína y cocaína, desde Iguala, hasta Aurora y Batavia, en Illinois, Estados Unidos.
Según el expediente de la DEA, Guerreros Unidos logró conformar en poco más de un año una estructura de control total de la cadena comercial de droga, que iniciaba en México con producción y concluía en Estados Unidos con la distribución de heroína y cocaína, lo que les dejó millonarios ingresos.
Las escuchas que realizó la DEA, con el consentimiento de jueces, se realizaron entre octubre de 2013 y octubre de 2014, principalmente contra el líder del grupo Pablo Vega Cuevas a quien le intervinieron llamadas, incluso el 24 de septiembre, dos días antes de la agresión, hubo llamadas que permitieron el uso de autobuses de pasajeros para el trasiego de droga.
El GIEI advierte este caso presentado el 8 de diciembre de 2014 ante la fiscal Federal para Illinois, Nicol Kim, y sustentada con una declaración jurada de un agente de la DEA, podría tener relación con el caso Iguala, derivado de la existencia de un quinto autobús que normalistas tomaron y que podría ser una de las unidades usadas por Guerreros Unidos para el trasiego de droga a Estados Unidos”
Una pregunta enorme: ¿Quiénes eran los propietarios del tal quinto autobús del que las procuradurías omitieron hablar al principio?