Jorge VALDEZ REYCEN

 

* Astudillo y Merce: 33 aniversario de boda

* “No seré tacaño, como gobernador”, dice

* “Hace 23 años soñé con ser gobernador…”

 

Emotividad es una cualidad de los nacidos bajo el signo zodiacal de Cáncer.

–No seré tacaño, flojo ni pen… –dijo Héctor Astudillo Flores en alguna ocasión, frase que de algún modo traza el perfil, su imagen como gobernador de Guerrero.

Astudillo dejó en claro lo que no será, pero ayer dijo algo de lo que sí hará “hasta que el cuerpo aguante”.

Y desgranó la mazorca: Hoy las relaciones del gobernador con la Universidad Autónoma de Guerrero no son de gritos, como antes. Hay una relación estrecha, cercana, de amistad con el rector Javier Saldaña Almazán. Y éste le devolvió la cortesía, al decirle que “tiene un gran corazón”. Fue el cruce de elogios que revela el grado de entendimiento y la relación cordial y respetuosa que hay actualmente entre gobierno y la UAGro.

–Guerrero, dicen las malas lenguas –apuntó Astudillo con fuerte dosis de malicia—, se “come” a los gobernadores. Sí, pero a los malos gobernantes. A aquellos que se abruman en las comodidades, que extravían el rumbo en pensamientos de placeres y no sirven a los guerrerenses.

–Hace 23 años, cuando trabajaba aquí, en Casa Guerrero, tuve un sueño: ser gobernador de Guerrero. Lo cumplí y asumo mi deber de servir y ayudar a los guerrerenses. Por eso les digo a los jóvenes que no dejen de lado sus sueños, que los persigan y alcancen. El Papa Francisco lo dijo en su reciente visita: México es un país de jóvenes y ese es su gran capital humano, en el que se debe invertir.

–Mañana cumpliremos 33 años de casados mi esposa Merce y yo –así la recibió a la mitad de su discurso, ayer en la Sala de la República, que llegaba de una gira por el municipio de Taxco de Alarcón.

Mercedes Calvo de Astudillo, la presidenta del DIF-Guerrero, la mujer de la inseparable sonrisa, recibió la efusiva bienvenida de su esposo el gobernador: “¡Qué bueno que ya llegó!”.

Los asistentes al evento –becarios universitarios, indígenas y afromexicanos– comenzaron a corear: “beso… beso… beso”. Y en medio de los aplausos, Héctor y Merce se fundieron en el beso, que los hizo sonrojarse.

Astudillo es de carne y hueso, lo dice una y otra vez, en público como en privado, para recordarse a sí mismo que es un hombre con virtudes y defectos, pero con una alta responsabilidad personal y política que lo diferencia de otros.

Acostumbra a hacer un ejercicio sencillo: por los apellidos de quienes le son presentados, ubica sus raíces genealógicas y orígenes de la tierra natal. Él mismo fue a España para ubicar la localidad de Astudillo, cuna de sus antepasados, de orígenes vascos.

Es un hombre muy arraigado a su tierra, Chilpancingo, y un conocedor de la historia y gran apasionado de la obra del Siervo de la Nación, José María Morelos y Pavón.

También está consciente y pendiente de los conflictos que se generan el día al día: lo del magisterio, es un asunto federal. Pero no voy a permitir que alguien se aproveche de esta coyuntura para sacar provecho o raja política. Los bloqueos tienen sus orígenes y tengo perfectamente claro qué los origina y produce. También no voy a permitir que se inflen conflictos donde no se debe. Lo de los policías del Estado fuimos receptivos a la solución a sus demandas, que son justas.

Astudillo tiene el pulso de Guerrero. Tiene en la mente con claridad el escenario regional, lo que le duele, preocupa o lastima a cada zona y municipio. Tiene la información certera, como el gran incendio que se produjo en un municipio limítrofe con Puebla y devastó decenas de hectáreas en Guerrero.

Tiene los hilos de la negociación del Acabús, del nuevo diseño de una página web de la Vocería en Materia de Seguridad del Grupo de Coordinación Guerrero, que se presentará el próximo lunes, cuando esté en Guerrero el presidente Enrique Peña Nieto.

Astudillo tiene la agenda, tiene la información de que las 57 cámaras de videovigilancia las operan 60 militares capacitados en atender emergencias en tiempo real. Y hasta bromea: “ya no están comiendo la torta, ahora sí vigilan las ciudades”.

Es Astudillo, el del signo zodiacal de Cáncer. Es el hombre que se emociona cuando un indígena pronuncia un discurso simple pero lleno de grandeza. Es el gobernador de Guerrero.

Nos leemos el lunes… SIN MEDIAS TINTAS.