Licha: sumisión a Sedesol federal

 

Noé Mondragón

 

Al regalar en varias escuelas de la entidad, los uniformes y útiles escolares, apoyando a la vez a las madres solteras, el ex gobernador perredista Ángel Aguirre Rivero pudo pecar de populista. Pero benefició a través del programa Guerrero Cumple a varias familias vulnerables. En pobreza extrema. Una situación que al final de cuentas se traduce en el llamado voto marginal o de los pobres. Que es en esencia, un voto cautivo. En Michoacán, la fórmula le funcionó al también ex gobernador perredista Lázaro Cárdenas Batel. Y gracias a ello en gran medida logró retener el gobierno de la vecina entidad para el PRD, con el polémico Leonel Godoy Rangel. En Guerrero, Aguirre pretendía andar ese camino. Y por eso políticamente también le sembró el terreno a la ex titular de esa dependencia y ex candidata del PRD a gobernadora, Beatriz Mojica Morga, quien no lo frenó. Hoy, la secretaria de Desarrollo Social Alicia Zamora Villalba —quien además es miembro distinguido del grupo político liderado por el senador René Juárez—, asume que el gobierno estatal presidido por Héctor Astudillo “se alineará a las políticas del gobierno federal para ampliar su cobertura y atención del sector. Tenemos la obligación de atender a los sectores vulnerables, pero en coordinación con el gobierno federal”. Las palabras de Licha Zamora, se leen desde diversas perspectivas. Estas son algunas.

LICHA: DEPENDER DE LA FEDERACIÓN.— Si se mira bien, la titular de la Sedesol local admitió tácitamente que no cuenta ni le interesa diseñar una estrategia viable en materia de Desarrollo Social, con el fin de atemperar las necesidades de los sectores sociales menos favorecidos. Y será la federación la que le venga a imponer línea al respecto. De ser así, la Sedesol local ya no tiene razón de ser, porque todos sus programas vendrán etiquetados desde Los Pinos. La titular no tiene porqué esforzarse en crear algunos ni mucho menos invertir en ellos. Y hay otros puntos que dejan muy mal parada a dicha funcionaria: 1.- Los programas sociales se deben a las coyunturas del poder. El Guerrero Cumple formó parte de la estrategia discursiva aguirrista tendiente a generar ruido político y mediático. Venderlo como una de las creaciones legítimas de su cuatrienio. Esa era la intención. Si el gobernador Astudillo y su titular de la Sedesol no lo han hecho, quizá se deba a que le quieren imprimir un sello distinto a la nueva administración estatal. Pero es obvio que algo tendrán que hacer al respecto. O Licha Zamora fungirá como mera figura de ornato. 2.— A bocajarro, la también ex diputada local y federal tricolor, asumió que el programa Guerrero Cumple nunca operó y lo calificó como “ocurrencias personales que no vienen acordes al Plan Nacional y Estatal de Desarrollo”. Con ello, refrendó otra vez que dependerá “transversal y políticamente” de la actual titular de Sedesol federal, la ex perredista Rosario Robles Berlanga. Pero Zamora Villalba olvida —apelando a la desmemoria social—, que cuando ella fungía como modesta directora de Personal en la administración del ex gobernador René Juárez, su propio jefe político implementó un programa muy similar al Guerrero Cumple y que bautizó pomposamente como Nunca más una mujer descalza”. Y entonces se podría evaluar también, como una ocurrencia personal del personaje, gracias al cual la propia Licha, pudo escalar en la estructura del poder público guerrerense. Para ubicar si éste último programa funcionó o no, nada más es cuestión de darse una vuelta por las regiones de La Montaña o Costa Chica, y constatar cuántas mujeres descalzas deambulan por sus calles. Es una verdadera vacilada. Pero así son este tipo de programas: más de discurso que de aplicaciones concretas. Como lo hace la Sedesol federal con los programas Guerrero sin Hambre, Comedores Comunitarios, o el Seguro de Vida para Jefas de Familia. Licha sin embargo, está en ceros. No carbura.

HOJEADAS DE PÁGINAS… Si el secretario de Educación, José Luis González de la Vega, recibió la dependencia con “un desastre en todos los sentidos”, es de resaltarse que no profirió esta misma expresión cuando la tomó por primera vez en el gobierno zeferinista. Y que ese detalle le valiera, quizás, la venia política del gobernador para volver a repetir en ella. Lo peor es que tan se puso la camiseta tricolor, que hoy demuestra fobia con los empleados de su oficina, etiquetando a muchos como perredistas. De la Vega Otero está resbalando. Y feo.