CUANDO CALIENTA EL SOL
Hace cuatro o cinco semanas la discusión política en México estaba centrada en quién de las corcholatas ganaría la precampaña de la que saldrá la candidata o candidato presidencial de Morena. Nadie apostaba un centavo por la oposición. Los que estaban y están en contra de la 4T urgían a los partidos opositores a moverse, a agitar a sus militancias y no dejarle todo el escenario al partido político del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Así estaba la pachanga cuando de pronto a AMLO se le ocurrió, en uno de sus frecuentes arranques de “sólo mis chicharrones truenan”, prohibirle la entrada a la fiesta y a Palacio Nacional a la senadora Xóchitl Gálvez y ¡zaz!, que la lanza a la estratósfera política.
Con una velocidad supersónica, como impulsada por uno de esos cohetes que llevan al espacio las naves espaciales, doña Xóchitl de pronto aterrizó en el centro del escenario político.
Todos comenzaron a hablar de ella: que si es indígena, que si es millonaria, que si anda en bicicleta eléctrica, que si es malhablada, que si…
Hoy, está en la boca de todos… y de don Andrés Manuel, que todos los días desde hace dos semanas, sin reposo, en la Mañanera se dedica a hablar de ella, mal desde luego, y la ha convertido hoy, hoy, hoy en la mujer más famosa de México, y sin lugar a dudas en la casi segura candidata presidencial que le disputará el poder al mismísimo AMLO, y digo “casi” porque en política todo puede suceder. Y la elección es en un año.
¿Quién pela a las corcholatas? Pocos, menos de los que uno supone.
El tema, la conversación, el personaje, hoy es Xóchitl… Gracias a López Obrador, su exitoso mánager político. (Francisco Naranjas)