POR: R. SALGADO LEYVA

El Gobierno de México se encuentra en franco proceso de adquisición de la empresa Mexicana de Aviación, en lo que se advierten objetivas intenciones:

Darle cierta viabilidad al Aeropuerto “Felipe Ángeles”, conocido como AIFA, construido por personal del Ejército Mexicano. La terminal aérea, concluida hace poco más de un año, opera de manera muy limitada por escasa demanda, por problemas para que los viajeros lleguen con prontitud debido a la falta de vialidades y accesos, y con algunas deficiencias técnicas para ser operado con cierta confiabilidad.

La línea aérea que se ha anunciado será concesionada al Ejército Mexicano.

Empresarios y especialistas en materia aeronáutica han sostenido que la operación de una línea aérea comercial no resulta ser nada fácil, lo que implica que muy raras veces podrían declararse exitosas desde el punto de vista económico y pueden caer fácilmente en situaciones de bancarrota, como lo demuestran numerosos ejemplos en el mundo; es decir son empresas que no reditúan ganancias y frecuentemente recurren a financiamientos oficiales o a empréstitos externos para prolongar su existencia.

Resultaría plausible el solo propósito de pretender ampliar y enriquecer el patrimonio del Estado y de que en efecto fueran áreas de inversión o de rica productividad y de ser poderosas fuentes de empleo, de inyección económica a la Hacienda Nacional; sin embargo, lo grave estaría en las contundentes muestras de que muy pocas empresas han resultado exitosas. Por el contrario, denotan afanes de exhibicionismo y de explotación patrimonialista –exaltando sentimientos de un supuesto nacionalismo—, que succionan criminalmente las reservas nacionales a través de cuantiosas transferencias de recursos, en calidad de subsidios, como se demuestra en las pérdidas financieras permanentes que registran la Comisión Federal de Electricidad y Petróleos Mexicanos, entidades en prolongada  bancarrota, con deudas impagables y muy difíciles de poder superarlas .

Ha resultado evidente que la aviación nacional, sobre todo en esta administración, afronta grandes dificultades para una adecuada y eficiente operación, sus márgenes de eficiencia son cuestionables y sus porcentajes de rentabilidad han sido señaladamente limitados.

Las únicas líneas aéreas nacionales con reputación internacional que lograron cierto prestigio, Aeroméxico y Mexicana de Aviación, han venido a menos, entre otras razones por sus deficientes esquemas de operación financiera y las graves pérdidas que sufrieron por los efectos de la crisis sanitaria derivada de la pandemia de Covid, que impactaron de tal forma que Mexicana de Aviación sufrió la quiebra financiera definitiva, en tanto que Aeroméxico, si bien ha logrado mantener sus operaciones, lo hace con ciertas dificultades.

La afectación que la aviación nacional ha venido padeciendo, obedece entre otras muchas causas a la cancelación de la construcción del Aeropuerto de Texcoco, que tenía un avance de 40% en su construcción y hubiera implicado al Gobierno Mexicano el ahorro de miles de millones de pesos. Por decisión presidencial se canceló y se sustituyó por uno de menor capacidad y de alto costo como lo es el “Felipe Ángeles”, el que lamentablemente opera con pérdidas económicas y recibe constantemente de la Hacienda Pública los recursos para su operación.

A escasos días de realizar los trámites finales para la adquisición de Mexicana de Aviación, se pagarán mil millones de pesos para ser distribuidos en aproximadamente 6 mil trabajadores, por concepto de liquidación, y habrá de dimensionarse el asunto de la recontratación de trabajadores, del arrendamiento de no menos de 10 aeronaves y los gastos mínimos para el inicio formal de sus operaciones, todo lo que hace que la complejidad se vuelva mayúscula y que de entrada todos los recursos que se requieran tendrían que ser absorbidos por las ya de por sí desgastadas reservas nacionales y, para rematar, tal como se ha difundido ampliamente, todo el manejo operacional del sistema aeroportuario del país estaría a cargo del Ejército Nacional.

Los expertos han subrayado que uno de los negocios menos rentables es el de la aviación, donde los riesgos son extraordinarios y los peligros resultan ser de mayores proporciones, sobre todo porque el Estado casi siempre fracasa cuando se trata de convertir en exitosas las empresas que maneja.

Los viejos refranes no dejan de ser lecciones eternas: “zapatero a tus zapatos”.