David Martínez Téllez

El Tribunal Electoral del Estado de Guerrero resolvió que Eloy Salmerón sea el ganador de la contienda por la dirección estatal del Partido Acción Nacional. Sin embargo, Julio Galarza, en adversario, anunció que apelará ante la Sala Regional dicha decisión bajo el argumento de que hubo violaciones al proceso.

Esta ya no es la primera, ni segunda ocasión, sino la tercera ocasión que se enfrascan Salmerón como Galarza. Y esto indica no solo división panista, sino la posible deserción de cientos de militantes panistas.

La división es evidente. Salmerón ganó con apenas 15 votos de diferencia. Mil 917 para Salmerón y mil 902 para Galarza.

La mejor salida política que podría implementar el ganador es una distribución equitativa en la dirección estatal entre los triunfadores y sus adversarios, quienes podrían pasar a enemigos.

Mientras se arriba al mejor escenario político de “repartición de puestos”, el panismo en Guerrero presenta una imagen de militantes azules peleoneros y corruptos. No solamente de uno u otro lado, sino todos.

El PAN en Guerrero ha ido perdiendo militantes, y con estos pleitos también simpatizantes. El PAN ocupa el sexto lugar en importancia política en la entidad, incluso por debajo del Verde y del PT.

Lo que necesita el PAN guerrerense es reconciliación. Diálogo o negociación. Sin fuerza política en poco ayudaría a la coalición que se está formalizando con PRI y PRD para el 2024.