* El responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa reiteró que “se están introduciendo drogas duras como el fentanilo, la piedra, y la china white” en la capital del estado

La escalada de violencia registrada el fin de semana en Chilpancingo, donde hubo 6 personas asesinadas, entre ellas dos mujeres, está relacionada con “la apertura de los nuevos mercados de las drogas, que se debe a la baja en el precio del kilo de amapola”, aseguró el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza.

En declaraciones que hizo al diario La Jornada después de reunirse con indígenas de comunidades del municipio de Chilapa de Álvarez, el jerarca católico dijo que va a “preguntar a esos señores (los narcos) para que me digan quién fue” el responsable de la violencia, “porque pudo ser el crimen organizado, pero también la delincuencia común”, añadió.

Rangel Mendoza dijo que ya no se siembra amapola en la sierra de Guerrero debido a que el precio de la goma de opio bajó, y recordó que “yo denuncie que en Chilpancingo se están introduciendo drogas duras como el fentanilo, la piedra, y la china white”.

Explicó que en el caso de Acapulco, que es un centro turístico, “la gente no va a ese lugar solamente a divertirse, ahí hay alcohol, sexo y drogas”.

Afirmó que la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa está a favor de la legalización de drogas como la mariguana para uso medicinal, pero no para uso lúdico, porque “no somos un pueblo educado y bien alimentado, como Noruega; ahí sí se puede, pero en México no”.