23 años de “santa impunidad”

 

Felipe Victoria

 

El privilegio de novelizar inspirándose en hechos reales pero sin el compromiso de asentar datos duros, a veces clasificados en expedientes oficiales, pero impublicables, y a los que dieron categoría de verdades legales, más no necesariamente históricas, sirven para entretener al lector poniéndolo a pensar y sacar conclusiones personalísimas.

Les obsequio fragmento de una novela negra en reparación:

“En aquel excelente Restaurante Lincoln de las inmediaciones de la Alameda Central del DF, compartían el pan y la sal el abogado de la República y el director de un combativo diario de izquierda y acompañantes.

“Todo periodista siempre está a la caza de la exclusiva noticiosa, el tema de ese lunes 24 de mayo era sobre la lista de “narcoperiodistas” publicada por Juan Ruiz Healy en Novedades, Yucatán, madrugando a la prensa nacional.

“El ilustre catedrático metido a procurador le sacudió el tapete a famosos columnistas con el apodo que tanto molestó al gremio y entonces con una filtración sentían salir del embrollo. Incluso algún tundeteclas muy popular sería encarcelado, no por adicto a la cocaína, sino por insultar a una institución diciéndole la “jaula de las locas”; el operador de ese revire compartía en el mismo lugar con los personajes.

“Comieron rápido y de camino el funcionario escuchó accidentalmente en la radio comercial el flash informativo de que había muerto balaceado el Cardenal de Guadalajara en el aeropuerto.

“Encolerizado, vía telefónica reclamó a su jefazo de prensa la noticia, pues estaba previsto que fuera victimado accidentalmente el clérigo por una bala perdida, en un enfrentamiento entre narcos.

“El regañado se defendió alegando que las cosas estaban previstas pero para el martes. ¡Ufff! y el director de la Judicial Federal no aparecía por ninguna parte.

“Del restaurante a la dependencia en Reforma no se hacían más de diez minutos cuando mucho.

“Para asombro de quienes lo vieron, al titular de la dependencia ya en su oficina le ponían enfrente un Nintendo con el diseño virtual de los hechos en el aeropuerto, con sicarios rivales disparándose y un tiro alcanzaba al Cardenal entrando a la estación terminal.

“Pero resultó que no, la que recibió la bala perdida fue una mujer y al Cardenal lo acribillaron en el estacionamiento, sin dejarlo bajar del automóvil.

“Entonces se les ocurrió enderezar el guion informando que lo confundieron con El Chapo Guzmán, al que iban a matar  los mafiosos de la ciudad fronteriza frente a San Diego, el error por ir la víctima en un Grand Marquis blanco, el carro preferido de los narcos. ¡Vaya vaya!

“Y la teleaudiencia de Jacobo Zabludovsky chupándose el dedo tragándose la píldora.

“Los sicarios del bando asesino escaparon de inmediato hacia Tijuana, en el mismo avión en que había aterrizado el nuncio de El Vaticano a Guadalajara, para bendecir una mueblería y por eso pidió al Cardenal ir a recibirlo.

“Al que iban a matar, de algún modo se lo llevaron protegido a esconder en un rancho limítrofe con Guatemala. El escándalo por los narcoperiodistas bajó de intensidad y todo era la santa muerte del Cardenal, que nadie creyó que fuera una confusión accidental, pues la autopsia reveló que fueron catorce tiros los que recibió su cuerpo a quemarropa, junto con su chofer.

“En las altas esferas estaban disgustados por la enorme falla de coordinación y el exceso de los gatilleros del comando especial, comisionados a eliminar al prelado aprovechando el tiroteo entre narcos.

“¿Por qué segar la vida de un jerarca religioso?

“Sucedía en el entorno que el mero Cardenal primado de México había ordenado que desde el púlpito sugirieran en los templos la conveniencia de que un presidente extraordinario se reeligiera, o mínimo se extendiera su mandato dos años más o hasta cuatro e implantar un plan decenal, pero el purpurado de Guadalajara y el Obispo de Chiapas se negaron, porque andaban en tratos para orquestar una revolución de fin de siglo, si se les ocurriera cometer otro fraude electoral en 1994.

“Además los teólogos de la liberación traían entre ceja y ceja un  sisma con El Vaticano, para liberarse tributariamente y fundar la Iglesia Católica Guadalupana de Latinoamérica.

“Eso tan ultra secreto había llegado a los oídos del mandatario nacional por medio de un tío que era Obispo de Monterrey y otro jerarca eclesiástico del sur, tío político del entonces regente del DF; entonces decidieron deshacerse del insurrecto a la mitra por ‘razones de Estado’, todo era cuestión de montar una escena convincente.

“El hombre pone y Dios dispone, pero llega el diablo y todo lo descompone. El teatrito en el aeropuerto se les desbarató igual que su amañado Nintendo; a complicar entonces las investigaciones para diluir los móviles reales y fabricar un chivo expiatorio ad hoc: el escapado Chapo Guzmán.

“Urgía dar con el escogido pero no con los tiradores que se regresaron a Tijuana; por ahí del mes después, quien tuvo escondido al traficante sinaloense lo puso en bandeja de plata para que el alto funcionario se luciera.

“Al Chapo, que es a quien iban a matar los narcos, como perro flaco le cargaron las pulgas, para no ahondar en el comando secreto que ultimaría al clérigo rebelde”.

No les digo nombres porque ustedes ya los han de haber ubicado.