* Dos leyendas vivientes de las FAEM

* “¿Héroes? ¡Los que ahora dan la cara!”

* Astudillo honra al Escuadrón 201

 

JORGE VALDEZ REYCEN

 

Con sus 92 años encima, es un roble.

Saluda con un apretón de manos recio, enérgico, firme. Nació en Tulancingo, Hidalgo, y a los 17 años era mecánico de aviación de un Tunderbolt P47, con mil 400 caballos de fuerza, y formó parte del Escuadrón de Pelea 201 de las Fuerzas Armadas Expedicionarias Mexicanas (FAEM), que combatieron en la II Guerra Mundial, en las islas Filipinas, en 1945.

–Yo quería tener esas “alitas” desde que era un adolescente –cuenta con una sonrisa en sus labios y su esposa le “sopla” para completar sus frases. Es José Arroyo García, uno de los 19 sobrevivientes del legendario Escuadrón 201 que fue homenajeado por el gobierno de Guerrero y muy reconocido por el gobernador Héctor Astudillo Flores, en una ceremonia solemne en el histórico Fuerte de San Diego, en Acapulco.

Con sus 92 años a cuestas, don José Arroyo García es jubilado y pensionado de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) donde dio clases como catedrático. “Yo fui a la Segunda Guerra Mundial porque me mandaron a cumplir con mi deber de soldado” y rechazó ser un héroe o una leyenda viviente. “Solo cumplí con mi deber con mi país, con orgullo y dignidad”, señala.

El ingeniero Fernando Nava Musa, a sus 87 años de edad, otro de los 19 sobrevivientes del Escuadrón 201, refiere por su parte que “cuando fui a pelear por México contra las potencias del Eje fue una de las cosas más grandes de mi vida. Estaba de por medio la agresión que tuvimos, cuando era presidente de la República, don Manuel Ávila Camacho, y tuvimos que ir a pelear a las Filipinas. Murieron ocho guerrerenses que eran parte del Escuadrón 201. Tres eran de Acapulco y cinco eran de Chilpancingo”.

No me considero héroe de guerra, dice con modestia don Fernando, oriundo de Mérida, Yucatán, y señala que “héroes son mis compañeros soldados que hoy en día combaten con quienes se esconden en el anonimato de grupos criminales. Yo estuve en combate, cara a cara con el enemigo, de frente con mi rifle y bayoneta, pero el Ejército mexicano son los verdaderos héroes que defienden día a día a los mexicanos de esta enfermedad que tenemos con los narcotraficantes y todo esta gente que está agrediendo a México”.

–Mire usted: los pocos meses que nos queden de vida queremos dejar un testimonio, porque lo más importante no es un homenaje, sino revivir los valores. Yo fui a pelear, cuando tenía 15 años, y tenía esos valores que nos inculcaron mis padres y el respeto al Ejército.  Tenemos un gran país y tenemos que protegerlo.

Recordó una escena en la segunda guerra mundial: “vi a varios niños cuyos padres murieron y andaban todos regados, como animales, y eso puede ocurrir aquí en México con esta guerra que se libra contra el narcotráfico y es lo que tenemos que hacer, inculcar valores a los niños por el respeto a su patria, a su país y eso quiero dejar como legado de mi vida como soldado”.

Dos leyendas vivientes del Escuadrón 201 estuvieron en Acapulco. Ellos fueron combatientes en su adolescencia y hoy viven impartiendo conferencias magistrales y reciben homenajes a su vida consagrada a la Fuerza Aérea Mexicana. Las entrevistas fueron celosamente seguidas por el teniente Daniel Cortés, se la sección segunda del Estado Mayor de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana.

Ambos fueron reconocidos por el gobernador Astudillo quien escuchó anécdotas y recorrió una exposición fotográfica de la II Guerra Mundial donde participaron aquellos ocho guerrerenses que cayeron en el deber de defender a México.

Nos leemos mañana… SIN MEDIAS TINTAS.