David Alejandro Delgado

 

Construir una sociedad incluyente es uno de los fundamentos más importantes de una sociedad democrática; las mujeres representan uno de los componentes esenciales de toda comunidad, de manera que su inclusión en la política es esencial.

Ya desde la famosa obra del griego Aristófanes, aparece una mujer de nombre Lisistrata, quien plantea la huelga sexual de las mujeres para defender con soluciones pacíficas contra los demagogos que impulsaban al pueblo a la Guerra. No se diga a Hipatia, la filósofa y científica de la Biblioteca de Alejandría, que fue asesinada por una turba, que a la par destruyó la importante Biblioteca que concentraba el saber de su época, colocando la humanidad en el oscurantismo. Que decir de Olimpia de Gouges, quien en la Revolución Francesa redactó la “Declaración de Derechos de la Mujer y de la Ciudadana”.

Diferentes generaciones de mujeres han luchado por la libertad, la igualdad y el derecho a votar y ser votadas; en este contexto, merece especial atención Aurora Meza Andraca, quien fue nombrada Presidenta del Concejo Municipal de Chilpancingo, convirtiéndose en la primera mujer en un cargo equivalente en México.

Pero más que una felicitación en torno al Día Internacional de la Mujer declarado por la Organización de Naciones Unidas desde 1975, es momento de reflexionar sobre el tema, por lo que me concentraré en la lucha por abrir espacios, particularmente el tema de las cuotas en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

Ya desde un Transitorio al entonces Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales del 22 de noviembre de 1996 que se convirtió en una redacción del mismo Código del 24 de Junio de 2002, se estableció que “De la totalidad de solicitudes de registro, tanto de las candidaturas a diputados como de senadores que presenten los partidos políticos o coaliciones ante el Instituto Federal Electoral, en ningún caso incluirán más del setenta por ciento de candidatos propietarios de un mismo género”. Para la LIX Legislatura de la Cámara de Diputados (2003-2006) la representación femenina ascendió a 24.8%.

Con las mismas reglas antes señaladas, la LX Legislatura de la Cámara de Diputados (2006-2009) alcanzó una representación femenina del 26.2%, es decir, creció en un marginal 1.4%. Dicha Legislatura haría cambios en las reglas, para modificar el 14 de enero de 2008 para definir que “De la totalidad de solicitudes de registro, tanto de las candidaturas a diputados como de senadores que presenten los partidos políticos o coaliciones ante el Instituto Nacional Electoral, deberán integrarse con al menos el cuarenta por ciento de candidatos propietarios de un mismo género, procurando llegar a la paridad”. Pero además se agregó que “Para la capacitación, promoción y el desarrollo del liderazgo político de las mujeres, cada partido político deberá destinar anualmente, el dos por ciento del financiamiento público ordinario”.

De manera que el efecto de estas disposiciones se observaron en la siguiente Legislatura, la LXI de la Cámara de Diputados que llegó a una representación de mujeres del 31.8%, un 5.6% de incremento.

Sin modificaciones en la regla se llegó a las elecciones de 2012, que estuvieron marcadas por una interpretación de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en la SUP-JDC-12624/2011 y acumulados, que pasó a segundo plano la excepción de género por democracia interna. El efecto de esta interpretación fue muy sustancial porque la LXII Legislatura llegó a un 41.4%, es decir, un incremento del 9.6%.

Finalmente con la aparición de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales del 23 de Mayo de 2014 se estableció la paridad total de las candidaturas, asimismo se incrementó del 2% al 3% la obligación de los partidos políticos de destinar de su financiamiento público ordinario para la capacitación, promoción y el desarrollo político de la mujeres. El efecto fue muy marginal, puesto que sólo se incrementó el 1% para la actual LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados que tiene un 42.4% de participación femenina.

En estos momentos, y de conformidad con el Reglamento de Fiscalización del Instituto Nacional Electoral, los partidos políticos deben estar casi terminando la elaboración de su Programa Anual de Trabajo, en el cual deben especificar, entre otros asuntos, la programación del gasto para la capacitación, promoción y desarrollo del liderazgo político de las mujeres. Tema que será especialmente fiscalizado.

La formación de cuadros femeninos es un punto muy importante para acercarse a la paridad en la integración de las Cámaras, pero debe haber una más profunda reflexión sobre la calidad de las candidaturas, ya que el tema de paridad puede ser una salida fácil para contener el desarrollo de la democracia interna de los partidos políticos.

@dadmatiz