Isidro Bautista

 

Habrá que darle tiempo a Héctor Astudillo Flores por cuanto al clima de violencia o inseguridad en que ha estado sumido el estado, pues lleva apenas 43 días de haber llegado al cargo de gobernador.

Y habrá que dárselo más por el refrán que dice que en el modo de agarrar el taco se sabe cómo come una persona.

En su primer día de funciones como titular del Ejecutivo, en la ceremonia en la que envió un mensaje público tras haber rendido protesta como tal ante el Congreso local, reunió al gabinete federal de seguridad, encabezado por el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong.

Debe concedérsele, al menos, el beneficio de la duda.

El sábado anterior estuvo en Ciudad Altamirano con los comisionados nacional y general de Seguridad Pública, Renato Sales Heredia y Enrique Francisco Galindo Ceballos, respectivamente, para reforzar el dispositivo Tierra Caliente con 400 elementos de la Gendarmería y de la Policía Federal Preventiva, treinta patrullas y diez vehículos blindados.

El martes pasado, en Iguala, el mismo Astudillo y Osorio Chong pusieron en operación el Centro Regional de Fusión de Inteligencia, al lado de los titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda; de la Procuraduría General de la República, Arely Gómez González, y de la Marina Armada de México, Vidal Francisco Soberón Sanz, y así hablaron ante un grupo de empresarios acerca de ese problema, que es el número uno de Guerrero.

Y ayer, en Acapulco, otra vez estuvo reunido con el gabinete de seguridad y empresarios, en un acto en el que insistió en su llamado a los 81 alcaldes de Guerrero a que también hagan lo suyo.

Sin echar aquí lumbre a sus antecesores inmediatos en el cargo  —Rogelio Ortega Martínez y Angel Aguirre Rivero—, como lo hecho Osorio Chong, al calificarlos de negligentes u omisos, Astudillo ha dado signos de estar preocupado y ocupado por la inseguridad o el grado de violencia, y que él mismo vivió cuando cenaba con su esposa en Acapulco, poco tiempo ante de asumir el cargo.

No obstante, la gente quiere más hechos que palabras. Quiere que la autoridad pase de las ceremonias a detener y encarcelar a los malosos. Ya le anda por ver en prisión a los capos. Ya está cansada de rondines y rondines de policías, militares y marinos, y nada de nada. Quiere ver a más Chapos tras las rejas y bandas desmembradas, sin derecho a fianzas.

No ve golpes a la mafia —ni arriba ni abajo—, y por la desesperación en que vive ante los niveles de terror que hay en Guerrero, ha de hacer menos ese tipo de reuniones.

Por fortuna, este viernes 11 posiblemente ya habrá, por fin, titular de la Fiscalía General del Estado de entre la terna integrada por Rogelio Parra Silva, Xavier Olea Peláez y Héctor Salvador Calleja Paniagua. Por cierto, cuestionan al hijo del ex gobernador apenas fallecido, pero ¿qué abogado, por profesionalismo y ética, no debe asistir jurídicamente a todos sus solicitantes? Los que lo fustigan a sangre y fuego, pueden llevarse una sorpresa, y con ello el hoy gobernador, dar otro signo de querer mejorar las cosas.

Astudillo podrá tener las mejores intenciones, por contrarrestar ese ambiente de inseguridad, pero si sus colaboradores no se acoplan a su ritmo de trabajo, de poco servirán. Ojalá le respondan como él seguramente lo desea, sin esperar tanto tiempo, porque la gente ya le está tronando los dedos. isidro_bautista@hotmail.com