* El único blindado era Osorio Chong
* Guaruras impiden labor a periodistas
* Los predecibles eventos de Gobernación
JORGE VALDEZ REYCEN
No falló el pronóstico. Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, fue el funcionario más blindado por un equipo de agentes federales armados que impidieron a periodistas su labor informativa, durante la reunión que sostuvo con empresarios guerrerenses en el último piso del Grand Hotel de Acapulco.
Hora y media permanecieron sentados, inmóviles, expectantes unos 200 invitados al discurso que Osorio Chong les pronunció con el mismo tono monótono, reiterativo y conciliador. Acompañado por el gobernador Héctor Astudillo Flores, Osorio Chong estuvo en Acapulco bajo un fuerte dispositivo de seguridad de Policías Federales y elementos del Estado Mayor Presidencial que lo custodiaron celosamente, incluso alejando a reporteros y fotógrafos e impidiendo el acceso al salón del evento.
-“Es evento privado” –fue la orden terminante de los acólitos del EMP y que reprodujeron fielmente los responsables de Coordinación de Giras del gobernador Astudillo, solícitos y aduladores con los arrogantes guaruras de Gobernación.
¿De cuándo acá la agenda de los servidores públicos debe ser evento privado, cuando invitan y convocan a centenares de personas? Es una tomada de pelo más, cortesía de Osorio Chong.
Está en chino que el titular de Gobernación haga alarde de seguridad excesiva en torno a su persona, blindado por gente nerviosa que mira a todos con cara de pocos amigos, desconfiados, alterados y en constante estado de alerta. Es inverosímil que primero se haga la invitación a una reunión con tan alto funcionario federal y luego se niegue el acceso, bajo el pretexto de que es “privado”. Qué poca ma…nera de ser.
Los subalternos de Osorio, impacientes en la espera por casi dos horas en el vestíbulo de la hospedería, daban órdenes a los escoltas que “no querían ver a nadie parado cerca del acceso donde pasará el secretario”. Estaban de un humor, como si tuvieran dolor de muelas. Entraban, salían, atisbaban, en aparente calma, pero era imposible esconder su nivel de estrés y nerviosismo.
Era hasta cierto punto cómico, el espectáculo de la pantomima –ellos llaman “protocolos”— protagonizado por los guarros federales que algunos reporteros se sentaron en el piso de mármol, junto a la recepción y entre las macetas. Desde nivel de piso contaron las vueltas de cada uno de los hiperactivos policías vestidos de guayabera y “chícharos” en la oreja. Dos horas largas, tediosas, llenas de bostezos y rabietas.
Al final, como obra de teatro que cumple las 300 representaciones, Osorio Chong reavivó la llama de la esperanza en la concordia y con sonora convocatoria a “no desmayar”; insistió en redoblar esfuerzos para recuperar la seguridad y la paz. “Verbo acedo”, dijo una reportera fastidiada del discurso.
Ya no era nota, ni carnita la presencia del hidalguense en suelo porteño. Se desvanecía el interés, hasta de los “empresarios” que comenzaron a abandonar las graderías de gayola del RG piso 23. Y es que no había tantos empresarios, sino empleados y exfuncionarios del sector turístico, restaurantero y hotelero que llaman “ajonjolí de todos los moles” porque son los mismos desde hace 10 años que salen en la foto… Újule, Julita… Nos leemos mañana, SIN MEDIAS TINTAS.