A pesar de que el pasado 26 de marzo se cumplieron 200 años desde que se decretó oficialmente la creación de la Feria de Chilpancingo, considerada la más antigua del país, la fecha pasó desapercibida por parte de las autoridades municipales, que no realizaron ningún acto conmemorativo.

Este evento, de gran valor histórico para la capital guerrerense, se remonta al año 1825, cuando el Congreso del Estado de México —al cual pertenecía en ese entonces Chilpancingo— autorizó la feria a petición del presidente de la República, Nicolás Bravo. La solicitud fue enviada en una emotiva carta fechada el 11 de enero de 1824, en la que Bravo apelaba al esfuerzo de las familias afectadas por la lucha de Independencia y al papel clave que jugó esta ciudad en ese proceso.

En su misiva, Bravo recordaba que Chilpancingo fue declarada ciudad en 1813 por el propio José María Morelos, destacando su relevancia histórica por haber albergado al Primer Congreso de la Nación. “Motivos poderosos me obligan a procurar para este pueblo su antiguo engrandecimiento: en él vi la luz primera… la mayor parte de sus vecinos se componen de madres y viudas que lloran la muerte y falta de sus hijos y esposos”, escribió el general, enfatizando la necesidad de apoyar económicamente a la población.

El decreto emitido el 26 de marzo de 1825 estableció una feria anual durante el mes de diciembre, con duración de ocho días. Durante ese periodo, se exentaría a comerciantes del pago de impuestos estatales y municipales como incentivo económico.

La feria, a lo largo de sus 200 años de existencia, ha tenido múltiples sedes, iniciando en las márgenes del río Huacapa, en honor a San Antonio, y posteriormente mudándose a espacios como San Mateo, la actual colonia Morelos, entre otros. En sus ediciones recientes se ha instalado en un predio de cinco hectáreas donde se encuentra la plaza de toros “Belizario Arteaga”.

No obstante, este recinto permanece desde hace tres años con trabajos de remodelación que no han concluido debido a la falta de recursos federales, lo que ha limitado su funcionamiento y contribuido al olvido de esta fecha emblemática.

A pesar de la trascendencia del bicentenario, ni el gobierno municipal ni otras instancias estatales organizaron actividades para rendirle homenaje. (Con información de El Sol de Acapulco)