La carencia constante de un suministro regular de agua potable en Chilpancingo constituye uno de los problemas sociales más apremiantes para la población de la capital de Guerrero. En este lugar, las familias reciben agua en sus hogares, en promedio, una vez al mes, y existen áreas en las que los hogares simplemente no cuentan con el líquido vital, viéndose obligados a abastecerse mediante la compra de agua en pipas.

Según informes de las autoridades locales, para abastecer a las más de 600 colonias registradas en Chilpancingo se requeriría un suministro de 500 litros por segundo. Sin embargo, la ciudad solo dispone de alrededor de 300 litros durante la temporada de lluvias, disminuyendo incluso a 150 litros durante la temporada de estiaje.

En este contexto, cada hogar en la ciudad ha desarrollado sus propios sistemas de almacenamiento de agua, ya sea mediante cisternas, tinacos, aljibes u otras formas, en anticipación a la llegada del próximo abastecimiento.

Las autoridades han advertido que este año es probable que se espacien aún más los periodos de tandeo, ya que los manantiales que abastecieron la ciudad no se recargaron completamente debido a las escasas lluvias.

El manantial de Omiltemi constituye la principal fuente de abastecimiento, ofreciendo un flujo de hasta 190 litros por segundo durante las lluvias, pero disminuyendo a 50 litros en la temporada seca. Existe la preocupación de que este manantial, crucial por proveer agua por gravedad a la población sin necesidad de bombas eléctricas, incluso pueda secarse este año.

Para compensar la falta de agua en Omiltemi, se recurre al sistema Acahuizotla, que puede cargar hasta 300 litros por segundo. Sin embargo, alcanzar esta producción implica mantener las bombas encendidas las 24 horas, generando un costoso consumo de energía eléctrica. Además, el agua bombeada contiene minerales que la hacen no apta para el consumo humano, y aunque se construyó una planta purificadora en Tepechicotlán, esta no ha sido puesta en funcionamiento desde su construcción.

La población de la capital guerrerense ha normalizado las protestas por la falta de agua potable, ya que saben que la autoridad responderá de inmediato al bloqueo, indicativo de que han pasado dos o más meses sin recibir el líquido vital.

En estas manifestaciones, un reclamo común es el aumento ilegal en las tarifas del servicio, especialmente evidenciado este año con un incremento de hasta un 100 por ciento en el pago correspondiente al 2024, a pesar de lo cual, los hogares continúan esperando ansiosamente el suministro de agua que han pagado.