POR: R. SALGADO LEYVA
En los hechos, el proceso electoral para el relevo en la Presidencia de la República arrancó muy prematuramente, desde hace no menos dos años, promovido por el Ejecutivo Federal y prácticamente formalizado en Morena a partir del pasado 13 de junio, mediante la fijación de reglas contenidas en un método que observaba, entre otras medidas: registros para el día 14; renuncias a los cargos, aceptación de resultados sin derecho a impugnar; aplicación de encuesta oficial determinada por la dirigencia; campañas austeras sin recursos públicos; prohibición de debates y el de evitar que líderes del partido, gobernadores y consejeros tomen inclinación o brinden respaldo a los contendientes.
Aunque el proceso pareciera ser solo un salvoconducto para eludir el marco legal, todo evidencia que se está abiertamente en el camino de una elección interna muy anticipada con el propósito de ungir prematuramente al candidato de la corriente oficial, montando todo un aparatoso movimiento deproselitismo, fingiendo y tratando de aparentar el estar en la búsqueda de quien pudiera ser seleccionado como el coordinador de los “Comités de Defensa de la Cuarta Trasformación”.
En posición casi similar surgió hace un poco más de dos meses el Frente Amplio por México, que aglutina al PAN, PRI, PRD y Sociedad Civil, quienes después de diversos desencuentros han logrado asumirse como una sola fuerza opositora, a la que han considerado necesaria para generar equilibrios y brindar opciones diversas que propicien el fortalecimiento de la vida democrática del país.
El 26 de junio dieron a conocer, prácticamente un mes después de iniciado el proceso de Morena, PT y Partido Verde, el planteamiento formal del método, mediante reglas específicas, dando paso de inmediato al registro de militantes o simpatizantes de esta alianza política, sin mayores requisitos que no fueran aquellos que hubiesen sido aprobados por el Comité Organizador, creado expresamente e integrado por hombres y mujeres de amplia y reconocida solvencia moral.
A esta convocatoria concurrieron no menos de dos decenas de aspirantes, logrando ser aprobados 13, quienes tendrían que cumplir en conseguir 150 mil firmas de respaldo ciudadano en cuando menos 17 entidades del país; etapa que se desarrolló prácticamente en 4 semanas, habiéndose cerrado el plazo a las 24:00 hs del día 8 de agosto. Los resultados han arrojado que sólo cuatro de los 13 lograron superar esta exigencia: Xóchitl Gálvez (554,699), Beatriz Paredes (453,934), Santiago Creel (358,735) y Enrique De la Madrid (344,729).
Los competidores restantes resultaron con cifras muy menores. A excepción de Francisco García Cabeza de Vaca, los dos restantes, Silvano Aureoles y Miguel Angel Mancera, ambos del PRD, han declarado su inconformidad con el proceso, dando evidencia de su insatisfacción, seguramente como resultado de su cuestionable trayectoria política.
La cifra de aproximadamente 2.5 millones obtenidos por los aspirantes, integrará, seguramente, el padrón básico para el desahogo de una elección definitiva a través de urnas.
A la tercera etapa concurrirán los cuatro finalistas a foros amplios de análisis y discusión y a la vez a la aplicación de una encuesta de opinión, de la que posiblemente podrían surgir los tres finalistas, quienes tendrían la oportunidad de exponer sus ideas en la realización de diversos Foros Regionales. Derivado de estos ejercicios seguramente se definirá en urnas, con padrón obtenido en la fase de firmas de respaldo, quien será el responsable de ser designado coordinador para la Construcción del Frente Amplio por México.
Están tendidas las cartas para la elección interna, mediante mecanismos que apuntan hacia un mismo objetivo; sin embargo, la aplicación de diferente método, de diseños y detalles, podrían reportar resultados inesperados, sobre todo ante la confrontación de métodos de elección que se desarrollan en franca competencia, con cualidades, restricciones y limitaciones que brindarán a la ciudadanía la oportunidad de aquilatar, de medir y de poder validar el procedimiento que denote mayor acuciosidad y transparencia en los procesos de selección de los candidatos.
Existen escenarios, aparentemente definidos y dibujados por la voz popular, como el de que la Dra. Claudia Sheinbaum ha venido punteando en las encuestas nacionales y de que este proyecto está favorecido por la esfera oficial, así como la versión de que Marcelo Ebrard, con todo el aval de su capacidad y con los destellos de pretender sobresalir mediante el planteamiento de ideas que marquen la diferencia, no ha logrado despertar mayor interés, que está acotado e impedido para desafanarse de lo estricto por las reglas pactadas dentro de Morena.
Existe ánimo e interés de que surja una contienda limpia, equitativa, apegada a la legalidad y alejada de ofensas, descalificaciones y de odio. La ciudadanía reclama un ejercicio sano y digno, que dé fortaleza y prestigio a nuestra democracia.