Ana Lilia Torres

ACAPULCO. —El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González pidió a la población que “no nos acostumbremos” a la violencia, aunque por desgracia los asesinatos y ejecuciones sean una cosa casi diaria en nuestra entidad.

En su mensaje dominical, el prelado católico expresó que esta situación ha causado dolor y lágrimas a muchísimas personas que son víctimas del crimen, los desplazamientos forzados y la extorsión.

“Un ejemplo es el rostro de nuestros hermanos ejecutados o asesinados y sus familias. Aunque por desgracia los asesinatos y ejecuciones estén siendo cosa casi diaria, no nos acostumbremos a ello. Nos duela e indigne el crimen que sufrieron estos hermanos nuestros”, dijo el clérigo.

Pidió por aquellas familias que han tenido que dejar sus comunidades o están a punto de hacerlo, por la desprotección en que se miran ante las amenazas de grupos criminales y que para regresar a sus hogares, para permanecer en ellos, necesitan condiciones fiables de seguridad.

“No es posible vivir con la zozobra de la cercanía de un peligro al ir a sembrar o a cosechar, al llevar las vacas a pastar, al ir a comprar… Junto a las condiciones fiables de seguridad es necesario que, primero, tengan las condiciones básicas para subsistir y luego, la posibilidad de conseguir con su trabajo lo necesario para vivir dignamente”.

Además, dijo que hay tantas familias extorsionadas por el cobro de cuota o de piso, el “impuesto” que exigen algunos grupos criminales por caja de mango o en la compra de algunos productos de abarrote o de subsistencia diaria o de materiales de construcción.

“Son una grave sangría a la economía familiar, dejan un doloroso sentimiento de impotencia y de enojo en las personas que lo sufren y hacen muy frágil el sentimiento de seguridad en la sociedad”, indicó el representante católico.

Consideró que es necesario que quien cometió tales crímenes y delitos sea puesto, conforme a derecho, en condiciones de no poder seguir cometiéndolos, de recapacitar y reorientar su conducta, y de alguna manera resarcir el daño hecho a las víctimas.

“La impunidad disminuye mucho la seguridad que la presencia de militares y policías pueda dar. Es imposible que nos vigilen a cada uno de los ciudadanos y que estén en cada rincón de los pueblos, ciudades, campos, carreteras… Si quien comete estos crímenes y delitos mira que lo más probable es que su delito quede impune, basta que vigile que policías y militares no lo vean al realizarlo, aunque estén ahí cerca”, puntualizó.