David Martínez Téllez

Vamos a pensar que la pandemia ya está controlada. Y con ello ya están dadas las condiciones para el regreso presencial a clases.

Lo que voy a plantear es que aún con pandemia el real debate debería ser la enseñanza; el proceso pedagógico.

Desde hace 50 años se practicó otra manera de enseñar en el nivel medio superior, contagió al superior y hubo una revolución educativa.

Aquellos tiempos estaba en voga el léxico marxista (quien retomó el vocabulario de Platón), la antítesis. Si el centro del conocimiento se localizaba en el maestro; la otra parte solo escuchaba. El método era voltear los roles. Ahora que fuera el estudiante el meollo de la información.

En esa transformación el alumno comenzó a hablarle de tu al maestro. Y ese proceso -nada sencillo ni rápido- puso al mismo nivel al proceso educativo. Ahora el profesor era cuestionado porque sus alumnos leían. Interpretaban. Formándose una opinión.

Si pusieron en duda la autoridad del profesor, también vacilaban de las decisiones de políticos. Los jóvenes comenzaron a perderse el miedo y también el respeto al educador. Todo estaba en argumentos. Inició la rebeldía cognoscitiva.

Hoy con la internet circula mayor cantidad de información. El riesgo es el tránsito de demasiado “escrutinio” inventado. La alternativa es saber seleccionar la calidad informativa. Desgraciadamente ese tipo de clasificación se aprende en el aula. Y también tiene que transcurrir un buen de tiempo para lograr el cometido.

Estoy convencido que la mejor propuesta para crear un verdadero cambio en el proceso enseñanza aprendizaje es motivar al estudiante a que lea.

El enorme escollo no se encuentra en el estudiantado, porque a este se le ha creado una cultura dependiente, sino en el profesorado, aquí sí, sin importar el grado académico. Es decir, demasiados profesores, para empezar, carecen de habilidades pedagógicas y luego piensan que con su “grado” ya saben enseñar. Nada mas falso.

El actual docente (por su desempeño) piensa que por sus “horas de vuelo o de estar frente a grupo” ya sabe enseñar. No, no es así. Para demostrar lo anterior habría que referirse a los niveles de aprendizaje que nos muestran diversos estudios nacionales y extranjeros. Se ha determinado que el nivel general de los estudiantes mexicanos se ubica en segundo de secundaria. Por supuesto con honrosas excepciones. Y esto es una radiografía del deterioro educativo de este país.

De acuerdo al ambiente que vivimos de pandemia las clases deberían ser híbridas o mixtas. Una combinación entre el salón y a través de internet para evitar un incremento del virus. Por supuesto que sí a lo presencial pero con lecturas anticipadas de los estudiantes. En el terreno de la práctica y desgraciadamente con virus latente es indudable la presencia del alumno y con número escaso de jóvenes.

Es mas. Porque no mover el inicio del ciclo escolar, así como su culminación y cuando existan mejores condiciones volver al ciclo que se ha propuesto por años.

Se puede perder un año o dos de clases; pero el retorno a clases presenciales en medio de uno de los picos del contagio, te lleva a plantear o la educación o la vida.

El meollo se encuentra en la motivación a la lectura. Si es o no presencial, pasa a segundo término. Luego tendría que debatirse el proceso pedagógico con o sin internet. Así que a ¡leer!