• * Monseñor Joel Ocampo encabezó la celebración virtual de la misa dominical, luego de que su cuñada y sobrino murieron por COVID 19; su hermano Olegario sigue delicado en un hospital

Redacción

El obispo de la Diócesis de Ciudad Altamirano, Joel Ocampo Gorostieta, se reincorporó a las actividades pastorales tras 21 días de aislamiento por posible contagio de Covid-19.

El prelado se confinó en su domicilio desde el lunes 8 de junio, tras confirmar que tres familiares cercanos dieron positivo a coronavirus.

Su cuñada Noela Rosbelia murió el 7 de junio y su sobrino Olegario Josué murió cuatro días después.

Su hermano Olegario Ocampo Gorostieta continúa grave en el hospital debido a las complicaciones del COVID-19.

El obispo tuvo que aislarse ante la posibilidad de que estuviera contagiado al igual que su familia.

Este domingo se reincorporó a las labores religiosas, después de 21 días de confinamiento.

El prelado encabezó la misa dominical en la catedral de Altamirano, la cual se desarrolló a puerta cerrada, sin la presencia de fieles y únicamente se transmitió a través de redes sociales.

Monseñor Ocampo Gorostieta dedicó la celebración eucarística a las víctimas del Covid-19 y a las familias que han sufrido la pérdida de sus seres queridos por causa de la pandemia; particularmente se refirió a su cuñada, su sobrino y su hermano.

“Qué difícil es entender esto para quienes no han sido afectados ni han sufrido por la enfermedad, que no han perdido a un ser querido, qué difícil les resulta entender la grandeza de esta pandemia, la letalidad de este virus; en medio del dolor se los digo, agradezco a Dios el haberme tocado con su bendita mano izquierda, porque entiendo el dolor de tantas familias, de tantos hermanos de mi Diócesis, de Tacámbaro, de Chilapa, de Acapulco y de todas partes en donde están sufriendo las consecuencias de esta situación”, expuso el obispo durante la homilía.

También pidió a quienes padecen de COVID-19 y a quienes han perdido a un ser querido por causa de la pandemia, que no pierdan el ánimo, la esperanza ni la fe.

“Aunque no entendamos la voluntad de Dios, te invito a que la aceptes, te lo digo así, yo perdí (a mis familiares), pero no los perdí, los gané para Dios”, afirmó.

El obispo recordó que su cuñada Rosbelia solía llevar despensas a él y las monjas de la Diócesis, mientras que su sobrino Olegario Josué “estaba joven, en la plenitud de la vida”.

Respecto a su hermano, quien se encuentra grave en el hospital, el obispo dijo que confía en la voluntad de Dios.

“He hecho mía la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní: Padre, si es posible, aparta de mí, de mi familia y de mi pueblo esta amarga prueba, pero que no se haga nuestra voluntad, sino la tuya, aunque no la entendamos, que se haga señor tu voluntad”, comentó Ocampo Gorostieta.

Explicó que “la aceptación de la cruz es condición para seguir a Jesús”.

También señaló que el propio Jesucristo mencionó tres veces en el Evangelio: “no tengan miedo”.

Asimismo, llamó a los feligreses a ser hospitalarios con las personas que requieran caridad.