- * Desde las primeras horas de este sábado fueron reportadas incursiones armadas de comunitarios de Tlacotepec en El Naranjo, en los que murió un joven de 17 años y hubo un vehículo incendiado
- * Elementos de la Policía del Estado y la Guardia Nacional acudieron a la zona y detuvieron a al menos 4 personas, pero cuando regresaban a Chilpancingo desplazados pretendían retenerlos para lograr que autoridades los atiendan
- * Hubo momentos de gran tensión porque los inconformes encabezados por el activista Manuel Olivares le cerraron el paso al convoy policiaco, lo que provocó que hubieran golpes e incluso uniformados amagaron con armas a civiles
Jesús Saavedra/Redacción
CHICHIHUALCO.— Al menos una persona muerta y al menos un vehículo incendiado, es el saldo de enfrentamientos entre civiles armados en las comunidades de El Naranjo y Carrizal de Bravo, municipio de Leonardo Bravo, en los primeros minutos de este sábado, lo que provocó que fuerzas de seguridad estatales y federales desplegaran un operativo en esa zona del estado.
Por la tarde noche, desplazados de pueblos de la sierra intentaron retener a los elementos de la Policía del Estado y la Guardia Nacional cuando regresaban a Chilpancingo, por lo que hubo momentos de mucha tensión y golpes entre los civiles y uniformados, ya que al menos 5 elementos de seguridad apuntaron con sus armas a quienes les cerraron el paso, para exigir la presencia del secretario de Seguridad Ciudadana del gobierno federal, Alfonso Durazo Montaño, informaron fuentes oficiales.
Este sábado se realizó un operativo en la zona serrana de Leonardo Bravo, luego de que pobladores alertaron sobre incursiones de civiles armados de la policía comunitaria de Tlacotepec—que desde el 11 de noviembre del año pasado mantienen el control de esa zona—, en los poblados de la zona de Carrizal de Bravo y El Naranjo.
De acuerdo con fuentes oficiales, al menos 180 elementos de la Guardia Nacional y de la Policía del Estado desplegaron un operativo en esa zona, apoyados con un helicóptero, donde corroboraron que hubo enfrentamientos entre civiles.
Hasta anoche se tenía confirmado el fallecimiento de un joven de 17 años que fue identificado por el Centro de Derechos Humanos José María Morelos como Isair López Salgado, quien vivía en Izotepec.
De acuerdo con fuentes oficiales, las fuerzas de seguridad lograron detener a cuatro probables participantes en los enfrentamientos, mismos que serán puestos a disposición de la autoridad correspondiente.
Por la tarde-noche, cuando los policías estatales y guardias nacionales regresaban a Chilpancingo por la brecha de El Naranjo a Chichihualco, un centenar de desplazados que ahora viven en esta cabecera municipal, decidieron realizar una reunión en el punto conocido como guarda ganado.
Ahí armaron una fogata y en una asamblea acordaron que no permitirían el paso al convoy policial y retendrían a los uniformados, para exigir una audiencia resolutiva con el gobernador Héctor Astudillo Flores y el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo Montaño, cuya presencia pedían en ese momento.
Poco antes de las 7 de la noche, el convoy de fuerzas de seguridad llegó a ese sitio y se inició un diálogo que derivó en reclamos de los policías que pedían pasar y de los pobladores que decían que no se los permitirían.
Unos minutos después, el jefe del operativo ordenó a los policías, quienes iban armados, que hicieran a los costados de la brecha a los pobladores y que quitaran una camioneta propiedad del director del Centro ‘José María Morelos’, Manuel Olivares Hernández, que habían atravesado en el guarda ganado para impedir el paso de vehículos.
Los inconformes exigían a los policías y en especial a la Guardia Nacional que se establezca un campamento permanente en la zona, para que ese cuerpo policial fungiera como salva guarda de su integridad y que el presidente Andrés Manuel López Obrador cumpliera con la promesa de otorgarles seguridad para que regresen a sus hogares que abandonaron hace más de un año.
Entonces empezaron los empellones, los golpes, palazos y un hombre que llevaba un machete que amagaba a los policías fue sacado a golpes; otro joven más fue golpeado en repetidas ocasiones por los policías y subido en vilo a la batea de la patrulla que encabezaba el convoy, donde un uniformado le asestó varios culatazos en el abdomen, cabeza y sus partes blandas.
A un costado de la patrulla, cuando las cosas se estaban saliendo de control, al menos cinco policías estatales amagaron con disparar a los pobladores enardecidos; otro grupo de policías a punta de golpes obligaron a que movieran la camioneta del defensor de derechos humanos Olivares Hernández y siguieron su camino, pero antes liberaron al joven detenido.
Más adelante, casi frente a las instalaciones del Colegio de Bachilleres de esta cabecera municipal, civiles ya habían atravesado una pipa de agua, pero el pesado vehículo fue movido de un golpe con un Hummer que venía en el convoy y los uniformados siguieron su camino hacia la carretera estatal que conduce a Chilpancingo.
En el trayecto, efectivos de la policía estatal y de la Guardia Nacional tiraron sobre el pavimento de la carretera varias matatenas unidas de clavos para ponchar las llantas de los vehículos que venían detrás de ellos, lo que provocó daños en una docena de carros de personas que los seguían y reporteros que cubrieron los acontecimientos.
El convoy policiaco se detuvo de nueva cuenta a la altura del crucero hacia Carrizal de Bravo, en el punto conocido como La Virgen, ello debido a que en ese lugar los pobladores habían atravesado una maquinaria pesada conocida como retro excavadora que cubría los dos carriles de circulación de la carretera estatal Chichichualco-Chilpancingo.
De nueva cuenta se inició una confrontación verbal entre civiles y uniformados que dejó como saldo varios pobladores y reporteros golpeados, así como la detención de varias personas, incluido el director del Centro ‘José María Morelos’, Manuel Olivares.
Luego de varios minutos de tensión, los policías liberaron por la fuerza un carril de la carretera, y tras la liberación de Olivares Hernández y otras personas detenidas, el convoy policiaco siguió su camino.
En el trayecto, los dispositivos poncha llantas perforaron los neumáticos de una grúa que transportaba varias unidades decomisadas tras los enfrentamientos ocurridos horas antes en El Naranjo.
Eso provocó el cierre de la circulación, esta vez por el convoy policiaco, a la altura del poblado de Atlixtac, y desde esa zona hasta Chilpancingo, se mantuvieron constantes los cierres de circulación vehicular hasta las 11 de la noche, ante el temor que el convoy fuera emboscado, lo cual no sucedió.