Juan Pablo Leyva y Córdoba

se ha despedido de todos nosotros.

Compartió su cultura y su talento; especialmente fue generoso con los jóvenes.

Su bonhomía congregó a su generación. Conversador ameno, su amistad dio lecciones perdurables.

Disfruté de su conocimiento y la gentileza de sus actos.

Me enseñó la importancia de expresar las ideas con claridad y contundencia

Fue un orador que podía decir en una metáfora un episodio, en una frase una historia, en un discurso el vendaval del tiempo.

Su modo de ser en la tribuna era elegante, de ademanes precisos y de dicción bien administrada porque su palabra era pensamiento y conducta.

Escritor y poeta, maestro y amigo.

Su partida es una pausa en la ruta.

Su memoria vivirá entre nosotros y con ella su recuerdo entrañable.

Dios lo abrigue.

 

Florencio Salazar Adame

Chilpancingo, Gro., octubre 4 de 2019.