* “Loca por el Trabajo”, otra comedia del montón

ALFONSO A. CATALÁN

Después de pasarme por unos 90 minutos que parecen eternos en el cine viendo la película “Loca por el Trabajo”, del director Luis Eduardo Reyes, uno se pregunta si no puede irse a Líbano a vivir como ermitaño, fuera de todo el mundo.
Darío Escobar, de 84 años de edad, originario de Medellín, Colombia, decidió retirarse del mundo a una eremita llamada santuario de Nuestra Señora de Hauqa, excavado en el interior de una cueva, en un valle de Líbano. Ahí, alejado del mundo, de sus tentaciones y cosas mundanas, lleva una vida retirada. Sin televisión, teléfono ni internet, diariamente dedica unas 14 horas para meditar.
Y es que ver esa película, protagonizada por la malísima actuación de Bárbara de Regil (quien da vida a Rosario Tijeras en la serie homónima), me llevó a reflexionar sobre irme a un lugar alejado y no volver al cine a observar porquerías de este tipo.
La historia trata de una mujer que está obsesionada con su trabajo, pero en realidad solo vemos que labora una sola vez. Después el film cae en diferentes baches, con una comedia barata que lo único que hace es buscar un chiste. Habla de temas tabús, tales como el placer del sexo, la masturbación, el orgasmo, pero de una manera superficial y simple. Eso sí, mientras veía tan magnánima obra de arte —entiéndase el sarcasmo—, la chaviza que había a mi alrededor soltó varias carcajadas, lo que da a entender que la película, véase de donde sea, tiene su público.
Luego de varios sinsentidos, la cinta cae en los clichés de toda comedia romántica promedio, por poner un ejemplo: nuestra protagonista, al final de todo, se da cuenta que lo más importante es su familia, así que en vez de estar presente para recibir un premio como la mejor empresaria, sale en busca de su esposo y su hijo porque entendió “que ellos son los más importantes” en su vida. Y eso casi no se ha visto en ninguna cinta, ¿verdad?
Así que si este domingo quieren ir al cine, por lo que más quieran no vean este bodrio. Disfruten, mejor, de joyitas como “Bohemian Rapshody” o “Wifi Ralf”.
Hay que apoyar el cine mexicano, sí, y lo podremos hacer disfrutando cintas como “Roma” de Alfonso Cuarón, que está próxima a estrenarse en algunos cines (no en Chilpancingo) y en la plataforma Netflix; seamos más exigentes a la hora de consumir comedia mexicana, pidamos cosas diferentes y no el mismo film superfluo, inconexo y banal que nos tienen acostumbrados.
Ah, y ojo, no solo yo soy el que dice que la película es pésima: “Cine Premiere” le da una calificación de 1 estrella y media de 5; el sitio IMDb le dio una puntuación de 3.4 de 10, y para finalizar les dejo la crítica que le otorgo Excélsior: “El filme tiene un argumento que puede resultar atractivo y que puede dar mucho para llevar a cabo una buena historia; sin embargo, la cinta se pierde en el camino, es dispersa, algunas situaciones se arreglan mágicamente y sin explicación —algo que le resta credibilidad— y las crisis de los personajes resultan superfluas”.

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