* ¿Con qué color mira el juez en el caso Zambrano?

Jesús Lépez

Un dicho antiguo y popular dice que una imagen habla más que mil palabras, pero las redes sociales nos han enseñado que una imagen no necesariamente dice la verdad… por mucho que diga a nuestra particular interpretación.
En alguna ocasión circuló en redes sociales la imagen de unos soldados asesinados en un ataque a un convoy militar, diciendo que acababa de ocurrir en la Autopista del Sol cerca de Chilpancingo.
El hecho fue verídico, pero la imagen correspondía a un ataque perpetrado en otro estado el año anterior a su publicación.
De igual manera ha pasado con la imagen de varios niños asesinados a los que supuestamente les quitaron sus órganos presuntamente en esta entidad, fotografía que, por cierto, se recicla periódicamente en cuentas apócrifas de Facebook cada que comienza a suscitarse cosas raras en el estado o se recrudece la violencia.
Y como éste, hay muchos casos. ¿Cuántas veces no nos hemos reído de algunos incautos que comparten imágenes de supuestos estudiantes que ganaron un certamen internacional de ciencias y resulta que son en realidad actores porno?
En los juicios legales de toda índole, penales, civiles, mercantiles, etcétera, los abogados saben que esto puede ocurrir, ya sea con fotomontajes, videos editados, o sacados de contexto de acuerdo a la conveniencia ya sea de la defensa o de la parte acusadora.
Ya lo dijo el presidente del Colegio de Abogados, Victoriano Sánchez Carbajal: “el derecho es un juego de inteligencias”, y los jueces expertos en la materia lo saben, por eso cuentan con criterios que aplican para aceptar o desechar pruebas tanto a favor como en contra.
No intento con esto desestimar el video con el que la familia de dos de los tres detenidos como presuntos responsables del asesinato del empresario César Zambrano, realiza una defensa mediática con el argumento de que fueron secuestrados, se pagó un rescate y luego fueron presentados por la Fiscalía de Guerrero como autores materiales del crimen del dueño de las papelerías El Partenón.
La parte acusada es inocente hasta que se demuestre lo contrario, tanto en el proceso legal en el que a los detenidos se les acusa del homicidio por estar en posesión del arma utilizada y de la camioneta del empresario, como en la guerra mediática contra el fiscal Jorge Zuriel de los Santos Barrila, a cuya Policía Ministerial se acusa de usarlos como chivos expiatorios.
El video parece contundente, pero también lo es el hecho de que el presunto secuestro por el que la familia de los implicados dice haber pagado un rescate no fue denunciado ante las instancias correspondientes, sino solo ante los medios de comunicación.
Esto es entendible en el contexto de que en Guerrero hay un alto índice de delitos no denunciados, pero también es comprensible que se dude de un material audiovisual en una actualidad en la que han proliferado muchas imágenes y hechos entre los cuales puede contarse el propio asesinato de Zambrano, así como el del ataque a una camioneta de Radio y Televisión de Guerrero en el que murió un trabajador de la televisora oficial un día antes, que hacen sospechar de que se trate de acciones dirigidas a desestabilizar o debilitar al gobierno de Héctor Astudillo Flores, pero sobre todo porque el juez no lo admitió como prueba, lo cual habría que cuestionarle directamente.
Hay tres cosas que no se deben perder de vista en medio de la confusión e indignación que generó la transmisión del video en el influyente noticiero de la periodista Denise Merker que se transmite por la televisora más importante del país en horario estelar:
1.- El fiscal De los Santos salió a sostener su versión ante la opinión pública.
2.- Fue llamado a comparecer como una adición de los diputados de Morena a una propuesta inicial del priísta Omar Jalil Flores Majul de que rindiera un informe al respecto.
3.- La familia de la víctima, que no hay que perder de vista que es César Zambrano, no ha mostrado alguna inconformidad con la investigación.
Pero como dijo el poeta: Nada es verdad, nada es mentira, todo es según el color con que se mira, y en este caso, habrá que esperar a ver con qué color lo mira el juez.
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