Sadyhel Astudillo

Esta semana que está concluyendo tuve el honor de participar en el Noveno Congreso Internacional: Filosofía Latinoamericana Hoy, que coordinó la Universidad Veracruzana, con el apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Universidad Autónoma de Tlaxcala y el Cetro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, evento que se llevó acabo en la Universidad Veracruzana en la ciudad de Xalapa. Participé con el tema: Dilemas Bioéticos en experimentación con animales para fines de investigación en América Latina.
Para quienes llevan un buen rato leyendo esta columna recordarán que en repetidas ocasiones se ha mencionado el tema del trato hacia los animales –sean de laboratorio o no-, por lo tanto es un tema al que le tengo gusto y estoy acostumbrado.
Sobre el congreso debo comentar que dado el prestigio de las instituciones descritas, las sesiones de los eventos fue un éxito total debido a la concurrencia de participantes de gran trayectoria con ponencias muy interesantes que versó desde la educación, violencia, las ciencias, cultura y la danza, entre otros, todo esto desde una perspectiva principalmente filosófica; de hecho el evento se llevó a cabo en la facultad de humanidades; sin embargo, varios de los ponentes no eran necesariamente egresados de filosofía o de un área perteneciente a humanidades.
Como deben de imaginarse, la mayoría de los ponentes, aunque sea de manera breve, mencionaron a la filosofía, la ética o la bioética; en algún punto de su exposición demostraron que, por muy “alejadas” que fueran sus áreas de estudio con las humanidades, estas guardan más relación de la que a primera impresión uno pudiera pensar.
Por ejemplo, el área de ciencias de la salud debe de contar con profesionistas éticos, que traten a sus pacientes de manera moral y correcta, la pedagogía debe de formar alumnos moralmente buenos, el derecho y las leyes buscan una sociedad e individuos con apego hacia la ética, entre otros ejemplos.
Pero esa relación no termina ahí, también existen “puentes” que relacionan las diferentes materias y profesiones entre sí; por ejemplo el medico necesita del químico, y este a su vez del abogado, el abogado del arquitecto, este último del matemático y el matemático del médico, etc., las cuales formaran ciclos de ayuda que se van cerrando. Además de que la formación de cada uno de ellos se relaciona fuerte o vagamente, todo esto nos lleva hacia un vivir interdisciplinario, donde todos necesitan de todos y se apoyan entre sí.
Esta manera de pensar, trabajar y relacionarse es especialmente benéfica; en primera instancia porque nos permite ser “arroz de todos los moles” y por consiguiente, tener ideas e información sobre varios temas que podemos toparnos y ocupar en nuestro día a día, también se forman y fortalecen lazos de relación entre diferentes tipos de profesionistas, generando un ambiente agradable y de confianza para trabajar.
Ahora, el reto es no dejar que esta manera de pensar y de trabajar se quede solo en este tipo de eventos, es necesarios que tanto alumnos como profesionistas, que tengan gusto o no por la filosofía compartan este razonamiento que, no por el hecho de ser farmacéutico, me aleje de las matemáticas, no por ser biólogo me olvido de las leyes, etc. Todos necesitamos en algún momento de alguien más y, entre más unidos nos mantengamos entre nosotros más fácil va a ser que alguien nos diga: uno de mis amigos estudio esa carrera o sabe acerca de eso que tienes dudas.
Por lo tanto, la invitación de esta semana es el no cerrarnos y “casarnos” únicamente con lo que estudiamos, mantengámonos con la cabeza y mente abierta a aprender e interesarnos por más temas “ajenos” a nosotros e invitar a que más personas lo hagan, busquemos pues un fututo interdisciplinarios del cual todos podamos ser parte y sentirnos orgullosos.

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