* Secuestro: Hasta 50 años de cárcel
* El año que FGE desarticuló 110 bandas
* Renato Sales puso a Guerrero de ejemplo

Jorge VALDEZ REYCEN

Antes de ser el Comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia ostentaba un título honorífico que en los periódicos utilizaban para “cabecear” las notas rojas vinculadas al delito de mayor impacto social en México, el secuestro: era nada más y nada menos que el Zar Antisecuestros.
Al frente de la Unidad Especializada en Investigación contra el Secuestro de la Procuraduría General de la República (PGR), Renato Sales Heredia vino a Guerrero en el año 2013 a inaugurar la primera Fiscalía Especializada en ese flagelo delictivo, con la más alta y sofisticada tecnología científica en técnicas para investigar el “modus operandi” de más de 110 bandas dedicadas al secuestro, principalmente en Acapulco, Chilpancingo e Iguala.
Los resultados en los 20 meses después fueron un fenómeno nacional que Organizaciones No Gubernamentales como Alto al Secuestro, que preside Isabel Miranda de Wallace, aplaudieron porque se desarticularon 110 bandas y se logró procesar y condenar a más de 75 presuntos responsables del secuestro, alcanzando penas de 50 años de cárcel cada uno.
En ese lapso la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado, ahora Fiscalía General, difundió spots de televisión y radio como una campaña de sensibilización y difusión de que el delito de secuestro es el de mayor penalidad privativa de la libertad, junto con el homicidio doloso calificado, de 50 años de prisión. La FEICS de la FGE logró colocar a Guerrero en el primer lugar nacional en el combate y su personal fue puesto de ejemplo en la 22 Conferencia Nacional de Procuración de Justicia, distinción sin precedente en la entidad.
Cinco años después, la FGE ha logrado que jueces de Instrucción y de Primera Instancia de lo Penal hayan obtenido sentencias condenatorias contra de quienes privaron de la libertad a sus víctimas y en algunos casos hasta de la vida con fines de obtener dinero fácil.
No se trató de “flor de un día”, pero sí disminuyeron las campañas de sensibilización y lo que con mucho esfuerzo y sacrificio se avanzó pronto quedó en el olvido. Derivado de aquella proeza en las tareas de investigación criminal con el uso de técnicas para ubicar a delincuentes se implementó el primer laboratorio para identificar las huellas balísticas de cada arma y abrir un banco de datos digital.
Esto último, logró un descubrimiento fatal: la llegada indiscriminada de armas de Estados Unidos directamente a bandas criminales. Aunque miles de estas han sido incautadas y destruidas, por las Fuerzas Armadas, se tienen cifras conservadoras que inquietan a los más avezados investigadores.
De aquella generación aún se encuentran en funciones excelentes policías y se han perfeccionado técnicas que permiten el rescate de víctimas sanas y salvas. La disminución drástica de la incidencia delictiva del secuestro fue motivo de reconocimientos por parte de las ONG’s y de la PGR. El trabajo no se acaba, pero sí es apremiante la difusión de políticas públicas que contribuyan a generar en la sociedad que el delito es el más castigado con penas superiores a los 50 años.
Muchos arruinarán su vida por un “jale” que les puede redituar dinero fácil, pero si son capturados podrían pasar en prisión el resto de sus vidas. Es un aviso a tiempo. Un spot en radio o televisión puede desinhibir y desalentar el delito y puede ser la diferencia entre la libertad o el cautiverio durante muchos años.
Esta columna está dedicada a los hombres y mujeres que se esfuerzan y arriesgan su vida en una labor policial a veces incomprendida por la sociedad, pero reconocida por quienes lograron salvar su vida y por sus familiares que vivieron la peor experiencia de su existencia. A todos ellos, mi modesto tributo a su valentía e integridad profesional.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.