Jesús Saavedra

 

Ante las condiciones de extrema pobreza y de violencia que se viven en Guerrero, es imperiosa la necesidad de restablecer el tejido social como lo hizo en su momento, en la primera mitad de la década de los ochenta, el entonces gobernador Alejandro Cervantes Delgado.

Eso lo afirmó este domingo el secretario General de Gobierno, Florencio Salazar Adame, al pronunciar el discurso oficial y encabezar con la representación del jefe del Ejecutivo estatal Héctor Astudillo Flores, el 17 aniversario luctuoso del extinto Alejandro Cervantes Delgado –quien fue gobernador del estado del 1º de abril de 1981 al 31 de marzo de 1987— en un acto cívico en la Rotonda de los Hombres Ilustres que se encuentra en el Panteón Central capitalino.

Florencio Salazar dijo que “en este lugar resplandece el sepulcro de Alejandro Cervantes Delgado, que tiene la luz que otorga el reconocimiento de la posteridad, alejado de las cortesanías, los protocolos, las dádivas que da el poder”.

Y recordó que el legado del extinto gobernador “nos convoca y nos recuerda que la tarea y el deber de quienes nos dedicamos a desempeñar tareas gubernamentales, es que debemos de pensar que éstas son necesariamente transitorias, las desempeñaremos por un tiempo determinado, y que lo único que va a contar, el único saldo que va a quedar en la memoria del pueblo, son aquellas obras, actos y decisiones que fueron engrandeciendo y haciendo mejor” al estado de Guerrero.

Resaltó que Cervantes Delgado “es de esta estirpe, un hombre muy querido cuando fue gobernador y muy apreciado cuando dejó de serlo, y que a 17 años de su muerte nos congrega para expresar nuestra gratitud por todo lo que fue, lo que representó y ejemplifica para los guerrerenses en estas tan difíciles horas que vive nuestra entidad”.

Consideró que quienes han dedicado su vida al servicio público, la historia de Alejandro Cervantes Delgado “es una lección constante, donde debemos de abrevar; fue diputado federal, senador y gobernador, pero para que haya solidez en las oportunidades políticas y se vayan desarrollando en el tiempo y abra otras ventanas de oportunidad, exigen que haya conocimiento, que haya preparación, experiencia, debe abordarse el servicio público con la idea clara de lo que se va a hacer”.

Salazar Adame recordó que don Alejandro “no venia de familias prominentes, no estaba rodeado de riquezas familiares, no tenía mayor capital que su esfuerzo cotidiano y el esfuerzo de servir, y eso fue justamente lo que le permitió llegar a ser gobernador; fue republicano, un hombre accesible, sencillo, de buenos modos, de trato gentil, honorable, honesto, que se comportó como cualquier ciudadano, con la diferencia que era un ciudadano con poder, el que ejerció en el marco de la ley y atendiendo lo que reclamaba el pueblo de Guerrero”.

Señaló que antes, en el tiempo de Alejandro Cervantes, como ahora, lo que reclaman los guerrerenses es “la reconstrucción del tejido social, el empoderamiento de los campesinos y sus comunidades, la construcción de la obra de infraestructura y sentir que en Palacio de Gobierno estaba uno como nosotros que ideaba como hacer mejor esta tierra del sur”.

Puntualizó que Cervantes Delgado señalaba que era “falso que el guerrerense es ingobernable, salvaje, que esta tierra estuviera destinada a la confrontación permanente; no, lo que buscó era mayor inversión federal para salir del histórico atraso”.

Añadió que Guerrero es “producto de nuestra realidad, si no cambiamos las condiciones de vida de los guerrerenses, si siguen siendo más los pobres, si son más los que viven en la marginación, si son muchos los olvidados por la justicia, si en las comunidades no hay oportunidad de que los niños picados por el alacrán no tengan manera de atenderse, si mueren niñas embarazadas por falta de atención médica, ¿como queremos no ser una sociedad rebelde?, ¿como deseamos ser una sociedad que viva en estándares que desconocemos?”.

Por ello señaló que desde esa época se reclaman “los recursos de la federación para un estado olvidado, para un estado que durante muchos años ha requerido más recursos de la federación, cuando se multiplican las necesidades se necesita de una imperiosa atención, por eso don Alejandro reconstruyó el tejido social, fue un buen ex gobernador que supo reconocer su tiempo, que sabía cuál era el periodo de su mandato de seis inexorables años, ni un día más, ni un día menos”.

“Nunca interfirió, nunca dictó rutas a seguir en la nueva administración, no fue un gobernador incómodo, por el contrario”, y por eso fue “muy querido cuando fue gobernador y muy apreciado cuando dejó de serlo”.