* El silencio de México y los excesos de Trump

 

Isaías Alanís

 

En pleno incendio del país por el ‘gasolinazo’, no es extraño que Trump, antes de que asuma el poder de los EU, el 20 de enero, intenta poner de rodillas a los mexicanos. No contento con la construcción del muro, inflamar la pradera con racismo, xenofobia, violencia contra mexicanos y latinos, ahorca al gobierno de México al impedir que la Ford, una de las plantas automotrices que más empleos genera, Fiat Chrysler y Volvo, se vayan de México, con Toyota no pudo. Por su parte General Motors, mantendrá la producción en México pese a amenazas del espectro rubio.

Videgaray, calladito se ve más bonito. Ninguna respuesta contundente a través de la cancillería. Trump ya se pasó de la raya. Y esto apenas es el principio.

¿Cuál es el futuro de México con estas acciones depredadoras y peligrosas para la soberanía, economía, paz social y sanidad republicana?

Estaría bueno comenzar a nacionalizar, Wal-Mart, Home Depot,  Starbucks, Office Depot, Coca-Cola y todos los negocios gabachos en México, ¿No creen?  Y crear almacenes mexicanos donde se venda de todo. Desde un tamal hasta un tractor. Rescatar la industria automotriz mexicana y darle chamba a millones de mexicanos que limpian parabrisas, se van de braceros o sicarios ante la falta de oportunidades.

Suena extraño que los diputados, senadores, líderes políticos, si es que los hay, no se les pongan los pelos de punta. ¿Acaso vivimos en un país de mudos?

Que extraño el silencio y las tibias respuestas a toro pasado del gobierno de la república. En cualquier país nacionalista esto ya hubiera generado una revuelta más flamígera que la del ‘gasolinazo’.

El barco se bambolea en medio de olas bravas y ya hizo agua ante la indiferencia oficial y el aplauso de los vendepatria. El Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, es un rapidín mediático que nació muerto. Coparmex, propone, revertir el precio de la gasolina, crear refinerías y ordenar el gasto público, que es un desmadre oculto a los mexicanos en momentos que las declaraciones de Trump provocan que el dólar se vaya por los cielos a $22.20 y el crecimiento de México ante estas calamidades, ha descendido a su mínima expresión, del 1.8%.

Desde la torre Trump en New York, el presidente del país más poderoso de la tierra ya no fanfarronea, ni se disculpa, ni es “bien portado y civilizado” como dicen en México; se alegró por la salida de México de empresas constructoras de autos, con su voz de pito de feria, dijo: “nuestras negociaciones con México, las cuales se iniciarán inmediatamente después de ocupar el puesto”, no son una traba para comenzar la construcción del muro. Que se hará con fondos gabachos, pero, y ahí estás el pero, “México de alguna forma, y hay muchas diferentes formas, nos rembolsará… el costo del muro. Eso ocurrirá, sea por un impuesto o por un pago”.

Si esto no es intromisión en la soberanía nacional, rompimiento de acuerdos bilaterales y la ética política del buen vecino ¿qué chingaos es?

Y el terror no hay que tenerlo por los que atracaron almacenes, bien organizados, sino por los que se le tienden de tapete al gigante del norte, saquean al país y le apuestan al modelo económico desnacionalizador. Y a punto están de aprobar la ley de seguridad interior. Pero eso sí, gastan más en “servicios personales” que en inversión directa, millones en publicidad, cero en agricultura, salud; gastan en frivolidades, que en creación de empleos. Y vaya que le cuesta a nuestro bolsillo, y mucho.

Y para muestra un botón: El pasado 16 de diciembre, en la colonia del Valle, en mi extrañada calle de Amores, la Procuraduría General de la República (PGR) incautó 23 millones de pesos en efectivo. La casa es propiedad de Javier Duarte de Ochoa. ¿Pues cuánto se robó? Estas son pequeñeces, como los 500 millones que Granier “guardó” en sus ranchos, casas de amigos y de su tesorero. Según cálculo, Andrés Granier mandaba “enterrar” de 100 a 150 millones de pesos mensuales. Haciendo cuentas alegres son miles de millones de pesos, a la PGR, le falta encontrar más fosas clandestinas convertidas en banco. Cuentas bancarias, propiedades, casas en el extranjero, cuadra de caballos pura sangre, etc.

Y como Duarte de Ochoa superó con miles de millones a Granier, ¿Cuánto más falta por desenterrar? Por eso las finanzas públicas están en la lona y nosotros tenemos que pagar la corrupción de Duarte de Ochoa y el impuesto a la gasolina.

En medio de estas turbulencias caseras la respuesta del ejecutivo a bravuconadas de Trump es abstracta: “en ningún momento aceptaremos nada en contra de nuestra dignidad como mexicanos. No son negociables principios básicos como nuestra soberanía, el interés nacional y la protección de nuestros connacionales”.

No se refirió al “impuesto fronterizo”, que me recuerda el chiste de Polo Polo, “el Vampiro fronterizo”, lo pueden ver en YouTube. Y de ser así, Trump va por los 25 mil millones de dólares producto de las remesas de connacionales a sus familias en México.

El periódico El Financiero lo explica mejor: “Donald Trump se mofó del presidente EPN y de México. Así lo dijo: “el gobierno es nice, su gente es nice. Son tan buenos que pagarán por el muro”. “Son tan buenos los mexicanos, que tendrán que aguantar que las empresas que fabrican cualquier producto o componente exportado a Estados Unidos, aprovechando las ventajas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pague un impuesto fronterizo por hacerlo, con lo que tendrá en sus manos la decisión de manufacturar lo que quieran en este país, pero les costará más…”(El Financiero/12/Enero/2017).

Y antes de pelearse con los medios durante la conferencia de prensa, recalcó, “los mexicanos son buenos, he tenido trabajadores”.

¿A qué “trabajadores” se refiere el magnate tramposo que ya metió el copete rubio, la nariz y las uñas en la nación ante el silencio del gobierno y los mexicanos?