Sadyhel Astudillo

 

Primero que nada, aprovecho estas épocas de cambio, el inicio de año y el (con trabajos sostenido) buen humor que nos acompaña para agradecer a esta casa editora por el espacio brindado semanalmente para estas columnas. Tambien para agradecer a todos ustedes amables lectores por regalarme unos minutos de su día a día y conocer mi opinión, experiencia y punto de vista sobre diversos temas. Mis mejores deseos para todos ustedes y espero que este año y todos los venideros sean mejor que el que dejamos atrás.

Tristemente y como todos sabemos, iniciamos –literalmente- los primeros minutos de este año con el incremento en el precio de la gasolina. Si bien el incremento a los precios de diversos enceres de consumo diario es algo que acompaña cada año a nuestro país; sin embargo, el precio actual del combustible en este año es muy alto (en comparación con otros países) además de apresurado. Y ya sabemos que esto va a desencadenar en el incremento de precios de todos los productos de la canasta básica, servicio de transporte y demás.

Lamentable es que en esta ocasión estos incrementos y malas noticias, lejos de poner a toda la población a reflexionar sobre su situación actual, sobre los planes a futuro y sobre mejoras en general, ha generado un ambiente de tensión, indignación, preocupación y los más ilógico e innecesario de todo: actos vandálicos.

Cuando ordenaba las ideas para escribir esta colaboración, pensaba únicamente mencionar el hecho de las manifestaciones en varias carreteras del país que han provocado un caos vial, el cual, en pocas palabras afecta directa e indirectamente a un sin número de comercios y comerciantes. En resumidas y contundentes palabras las consecuencias de estas movilizaciones solo perjudican a los mexicanos y no aportan nada positivo a la situación actual; pero sumado a esto tenemos lo siguiente.

Las noticias de esta primera semana de enero han mencionado que la sociedad en general, de diferentes estados a comenzando a organizarse, podemos pensar: “¡¡Qué bien!! Si todos actuamos organizados, como una verdadera sociedad, podremos llegar a un acuerdo común y en favor de todos”, un pensamiento bello pero utópico.

Estas organizaciones están generando actos de salvajismo, ataques a diferentes tiendas y centros comerciales, violencia innecesaria y robo de distintos productos (cabe mencionar que el robo de artículos electrónicos, nada de primera necesidad o útil, solo de alto valor monetario). Al igual que lo ya mencionado, estos son actos que solo fomentas el caos y la desorganización, además de afectar a diferentes trabajadores los cuales no tienen por qué pagar por la furia y la (mal direccionada) ira de los mexicanos ante esta situación.

Entonces ¿Qué debemos hacer? Primero que nada, aceptar la situación, por muchas manifestaciones “pacificas” que se realicen, el decreto ya se aprobó y es poco probable que se eche para abajo. Una vez que aceptamos nuestra posición en este nuevo panorama, toca pensar en nosotros, en cómo podemos mejorar, en cómo evitar ser arrastrados por la corriente -en este caso el vulgo- y por consiguiente no caer en actos de los cuales podemos arrepentirnos; ya que decidimos qué camino seguir en pro de la mejora, toca pensar en lo que nos rodean, en no perjudicarlo y si nuestras acciones los pueden ayudar, pues que mejor que crecer acompañado que solo.

Dejemos de lamentarnos y culpar a terceros si alguna situación no quedan en nuestras manos evitarlas o corregirlas; y si están en las nuestras evitar que empeoren. Reflexiones bien el porqué de las cosas y una vez que las conozcamos, sobremos el cómo superarlo, el país y los ciudadanos no están para aguantar arranques de ira.

Así que, mesurémonos, disfrutemos y aprovechemos lo que tenemos y hagamos lo posible por preservarlo e incrementarlo todo este año; pues vaya, recordemos que a final de cuentas este es un ¡¡Feliz año nuevo!!