* El historiador, quien fue galardonado con la presea Sentimientos de la Nación, aseguró que “han quedado atrás las visiones idílicas que sólo veían en Guerrero a un tránsito de la ciudad de México al paraíso, ya casi perdido, de Acapulco”

 

Alondra García

 

“En Guerrero se exhibe el rostro cruel del abandono, el crimen, la pobreza, la desnutrición, la emigración, la desintegración social. Es el saldo del olvido”, aseguró el historiador Enrique Krauze Kleinbort, quien ayer fue galardonado con la presea Sentimientos de la Nación en el marco de la celebración del 203 Aniversario de la Promulgación de los Sentimientos de la Nación.

En su discurso, el también editor y ensayista destacó la vigencia de los Sentimientos de la Nación redactados hace 203 años por el cura José María Morelos y Pavón, y reflexionó sobre “los sentimientos actuales de México”.

“Guerrero es una herida abierta en los Sentimientos de la Nación. La incuria de los gobiernos condenó a este estado a una condición que apenas ahora, en pleno siglo XXI, podemos advertir en todo su dramatismo. Han quedado atrás las visiones idílicas que sólo veían en Guerrero a un tránsito de la ciudad de México al paraíso, ya casi perdido, de Acapulco”, expresó Krauze Kleinbort.

Ante la presencia del gobernador Héctor Astudillo y de los diputados integrantes de 61 Legislatura local, el historiador destacó que Guerrero “ha sufrido más que ningún otro” estado del país, “el olvido de un siglo”.

Para revertir esta situación, consideró “urgente” la instrumentación del rescate económico de Guerrero, y de otras entidades que tienen condiciones de desarrollo similares, como Oaxaca, Chiapas y Michoacán.

También propuso la introducción de “un nuevo pacto moral”, de paz y convivencia, inspirado en los Sentimientos de la Nación plasmados por el caudillo Morelos hace poco más de dos siglos.

“Yo conozco las cifras y he visto las escenas de crimen. Sé que la sangre llama a la sangre, no ignoro que la violencia hoy no está ligada a las ideas y a los ideales de la Independencia, la Reforma y la Revolución, sino a oscuros intereses económicos y que se expresa día tras día con gran crueldad en las calles, las plazas, las playas, los escenarios de la vida cotidiana, pero no podemos conformarnos a que esta terrible realidad sea permanente”, expresó.

Por ello, señaló la necesidad de que el país “voltee hacia el sur para tender la mano al vagón que quedó rezagado”, en referencia a esta entidad.

“Quizá no sea tarde para acercarnos a aquella fraternidad esencial que vislumbró Morelos. Sé que no es imposible”, confió.

Krauze Kleinbort recordó que a finales de 2015 fue invitado por la dirección de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa para dar una conferencia, la cual no pudo impartir porque “un grupo radical” impidió su ingreso a las instalaciones.

“Yo había condenado públicamente la desaparición de los 43 muchachos y exigido esclarecer el crimen, cayera quien cayera. No pude hablar ahí, pero se me permitió hacerlo en una marisquería de Tixtla, bajo una palapa, frente a un público variado, en el que había maestros, estudiantes, autoridades, gente del lugar y gente que había venido de lejos”, relató.

El historiador reconoció que a pesar de las condiciones en que se desarrolló esa conferencia, “ninguna lo había emocionado más que aquella”, en la que quiso llevar “un mensaje de homenaje al estado de Guerrero (…), de orgullo y esperanza”.

También hizo un llamado a la sociedad para que, con fe y convicción, se recupere “la fraternidad de México”.

“Les pido que volvamos a escuchar las palabras de Morelos, cada una, en toda su gravedad, en toda su nobleza”, expresó el historiador antes de dar lectura a los Sentimientos de la Nación.

Luego de enunciar los Sentimientos de la Nación, destacó que “en las palabras de Morelos hay un mensaje, un tono y un calor de respeto a la condición humana”.

“No hay odio en los Sentimientos de la Nación”, señaló Krauze y recordó que “aún en las guerras más duras de México” no se advertía el odio, sino una lucha por ideas o ideales.

“Pero el odio, eso es algo nuevo”, reflexionó el galardonado, y lanzó la siguiente interrogante: “¿Cuándo se plantó en México el odio?”.

Destacó que el cura de Carácuaro abrió el paso a lo que sería el molde del México moderno “que aún no acaba de cuajar”, una república democrática liberal.

“Aquellos Sentimientos de la Nación son los de ahora, sobre el fundamento moral de la igualdad de los hombres, la fe en la justicia y el ideal de la educación. Construir un país moderno, próspero, ordenado y libre, un país de instituciones republicanas (…). Y hay un sentimiento más, no solo vigente, urgente, el sentimiento de un país soberano”, agregó en la recta final de su discurso.

 

Trump, el despreciable

candidato a tirano

 

El historiador Krauze Kleinbort dedicó parte de su discurso para lanzarse contra el candidato del Partido Republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, a quien se refirió como “un monstruo”.

“A nuestros problemas hay que agregar uno nuevo que oscurece el horizonte: la inesperada amenaza de una guerra económica y diplomática de enormes proporciones, provocada por Estados Unidos en el caso de que Trump, el despreciable candidato a tirano, llegue a la Presidencia” de ese país, expresó.

Por ello, llamó a la nación a “reivindicar el amor a la patria”, pero no uno que se reduzca a “cantar el himno nacional, gritar viva México o agitar nuestra hermosa bandera”, sino un amor que defienda a los millones de mexicanos, dentro y fuera del país, que “podrían sufrir las consecuencias de esa guerra injusta que la soberbia imperial de ese monstruo podría desatar”.

En esta nueva lucha, pidió a la ciudadanía no desfallecer ante los problemas, ni entregarse al desaliento o “al egoísmo cínico”.