La ciudad de Chilpancingo

 

Por Chanssonier

 

Enseguida de apoderarse a sangre y fuego del castillo de San Diego, en Acapulco, el cura don José María Morelos y Pavón y sus insurgentes, encaminaron sus pasos con destino al pequeño poblado de Chilpancingo, el que había adquirido importancia porque el virrey Joaquín de Monserrat, marqués de Cruillas, había ordenado que el camino México-Acapulco cancelara su recorrido hacia Tixtla, lo que trajo como consecuencia darle mayor importancia a aquél en tanto el otro miraba venir su ocaso.

En 1813 el señor Morelos convocó a distinguidos personajes, de diversos puntos del país en donde tenían presencia, invitándolos a participar para darle un rumbo político a la lucha por la libertad.

Don José María Morelos conocía esta población; en 1811 ya incorporados a la causa libertaria, la familia Bravo lo invitó a su casa en esta ciudad, para dos días más tarde todos partieron con rumbo a Tixtla, la cual tomaron no sin antes pelear con los realistas por su posesión; la batalla fue tan feroz que el sacerdote Mayol paró el baño de sangre, pudiendo salir a Chilapa.

Ya con San Diego en su poder, el cura Morelos convocó a un congreso el que tendrá como principal fin, darle a la lucha un organismo que se encargara de conducirlo dentro de ley. Para tal fin elevó el 8 de septiembre de 1813 al rango de ciudad, siendo el 13 del mismo mes que en la iglesia de la Asunción, dio a conocer los Sentimientos de la Nación, dando principio las lesiones al día siguiente, en una casa propiedad de doña María de Jesús Nava, en donde concluyeron el 6 de noviembre del mismo año, al ser suscrita el Acta de Independencia.

Aprehendido Maximiliano detenido en 1867 en el Cerro de las Campanas, fue fusilado en ese mismo lugar; el general Vicente Jiménez Bello  que encabezaba la Primera Brigada del Sur, regresó a Guerrero lleno de victorias, enfrentándose inclusive con el gobernador del Estado Diego Álvarez Benítez, a quien empezó a hacerle la vida pesada, desconociéndolo como jefe político de la entidad.

Ante la presión ejercida para separarse, el presidente licenciado Benito Juárez le sugirió fuera el Congreso del Estado quien tomara cartas en el asunto.

Lejos de entender razones el general Jiménez Bello avanzó a Chilpancingo, trabando combate en Metlapa con el gobiernista general Eutimio Pinzón quien quedó muerto en el campo de batalla. Jiménez Bello nunca pudo apoderarse de Chilpancingo.

Para acabar con rivalidades políticas el gobierno del presidente Juárez, pidió al Congreso del Estado el cambio de poderes de Tixtla a esta ciudad, lo cual se llevó a cabo en 1870. A partir de entonces Chilpancingo ha vivido prácticamente dentro de la tranquilidad, aun cuando se han registrado algunos movimientos sociales, los que no han alterado la diaria forma de vivir de sus habitantes.