Mirado con otro color de cristales…

 

Felipe Victoria

 

Me parió mi madre en el entonces D.F. hace ya casi 66 años, pero eso no obsta para que como residente fijo en Guerrero ya tenga los méritos legales para que se me conceda la calidad de guerrerense, que al fin y al cabo los genuinos lugareños y su servidor somos mexicanos antes que nada.

Pululo de algún modo en el convulso gremio periodístico donde las envidias, intrigas, zancadillas y ausencia de solidaridad son común denominador. Me hice inmune a críticas y no soy afecto a controversias con nadie; soy de filosofía como la de Voltaire y respeto infinitamente lo que todos los demás tienen libertad de opinar.

Si de pronto no le quiero entrar a temas locales candentes, es para que no le salgan ronchas a personas de piel muy delicada que se comen los rábanos por las hojas y exigen loas y lisonjas para sus jefes, y olvidan que los empleados son ellos, no yo.

Recurro siempre al diario Excélsior por el aprecio que le guardo al haber sido colaborador y me atrevo a transcribir notorias publicaciones de personajes conocidos, como el acertado Jorge Fernández Menéndez en su columna RAZONES. Va un fragmento de lo suyo:

“Ante la CNTE, ¿qué hacer?

“La estrategia de la Coordinadora, que estaba virtualmente derrotada, se revitalizó con los hechos de Nochixtlán”

“La tolerancia frente a la intolerancia es el peor de todos los crímenes.

Ni siquiera la intolerancia es tan grave”. Arthur Schnitzler.

“Sin regreso a clases no hay negociación. Está muy bien, es una condición mínima que debe cumplirse si la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, realmente, quiere negociar. El problema es que ese grupo político, cuya agenda hace tanto tiempo no tiene nada que ver con la educación, no quiere negociar, lo que quiere es someter a las autoridades, al resto del magisterio, a los padres de familia, a los empresarios y a los partidos políticos, para imponer una política que daña a la sociedad en su conjunto y, sobre todo, destruye la educación de los niños”.

“Por eso no irán a la negociación. Puede ser que viendo el deterioro de su poder de convocatoria, como han hecho en otras oportunidades, retrocedan durante unas semanas esperando alguna coyuntura propicia para relanzar su movimiento, pero viendo como han actuado en estos meses, se podría apostar que recurrirán a más presión y mayor violencia, por lo menos, en su zona de influencia”.

“No pueden ir por la vía del diálogo porque allí terminan siendo débiles: no tienen propuestas ni representación real, su agenda no es compartida por la enorme mayoría de la sociedad (todas las encuestas muestran que más del 80 por ciento de la población reprueba los métodos y propuestas de la Coordinadora) ni pasan del 10 por ciento de representación magisterial, por lo tanto, tendrán que recurrir a lo que les ha funcionado: a la movilización y a la fuerza, ya que la razón y la negociación les resultan ajenas”.

“La estrategia de la Coordinadora, que estaba virtualmente derrotada, se revitalizó con los hechos de Nochixtlán, que no tuvieron de parte de las autoridades una respuesta, una narrativa que le permitiera entender a la gente lo que allí había ocurrido. Como ha sucedido muchas veces, cuando el Estado debe recurrir a la fuerza, es el propio Estado el que se paraliza y se asume como culpable, como responsable y no da la batalla de las ideas y de la opinión para explicar lo sucedido. Ocurrió con Nochixtlán, pero antes con Iguala, con Tlatlaya, con Tanhuato y viene ocurriendo desde hace años en la lucha contra el narcotráfico”.

“La Coordinadora querrá desgastar al Estado porque su objetivo no es la Reforma Educativa en sí, sino preparar el terreno para sus aliados en el 2018, recuperando, de paso, prerrogativas y recursos. El Estado debe desgastar a la Coordinadora aplicando todos los capítulos de la Reforma Educativa, incluyendo el reemplazo de los profesores que no se evalúen o no regresen al salón de clases. Y, al mismo tiempo, debe hacer cumplir la ley a los responsables de los delitos cometidos por esa organización”.

“El punto es cómo hacerlo, con quiénes, de qué forma y, sobre todo, ver cómo se gana la batalla de la opinión pública, porque si bien, como decíamos, la enorme mayoría de la sociedad rechaza a la Coordinadora y sus métodos, también los índices de aprobación gubernamental han caído en forma importante porque la gente percibe que ante esas agresiones de la CNTE, las autoridades no defienden los derechos de la sociedad. Esa percepción de debilidad es la que la Coordinadora quiere ahondar, porque la suya, hay que insistir en el punto, no es una agenda educativa ni tampoco magisterial, es política. Y tienen que tener una respuesta política equivalente, con toda la fuerza del Estado detrás”.

Contundente como siempre Jorge Fernández Menéndez, de las plumas favoritas del entrañable maestro don Manuel Añorve López en la mesa de análisis cafetero cotidiano en el pasado.

-¡Tilín, tilín! Suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina, ¿van ganando la CNTE y CETEG o Peña Nieto y Nuño Mayer?

-¡Ujule!, la que va perdiendo es la niñez mexicana en su derecho a la enseñanza.