* Sergio Aguayo Quezada

* Avispero

 

A la memoria de Manuel

Hernández Helguea

 

Isaías Alanís

 

Suena tan estrambótico y tan estúpido que Humberto Moreira pretenda promover una demanda contra Sergio Aguayo Quezada. Que Moreira Valdez, el maestro que se jubiló con 80 mil pesos mensuales, el ex gobernador de Coahuila que terminó su mandato cuestionado y millonario, estado al que dejó endeudado y con una ruta de sangre como el asesinato de 300 personas en Allende, Coahuila supuestamente a manos de los zetas; el ex presidente del PRI nacional perseguido por blanqueo y lavado de dinero, encarcelado en España y sacado de las mazmorras por la intervención directa del gobierno de México a cambio de favores petroleros, entre otras profanaciones a la nación, se haya “aventado” esa patraña de querer ensuciar a un académico de la talla de Sergio Aguayo Quezada, miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel III, profesor investigador del Colegio de México, conferencista sobre la realidad mexicana, defensor del predio de los Venados en Jiutepec, Morelos; es autor de una decena de libros en el que destaca; “De Tlatelolco a Ayotzinapa”, es comunicador en medios electrónicos y prensa escrita. Profesor invitado a diversas universidades extranjeras, como profesor visitante en la Universidad de Berkeley, la Universidad Iberoamericana UIA y Universidad de Chicago, The John´s Hopkins University y The New School for Social Research. Además ha sido investigador visitante en el propio CIDE, Fundación Ortega y Gasset, Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales ILET, Universidad de California, San Diego y Columbia University. Articulista de Reforma y de El País, en España. Fundador del Periódico La Jornada y panelista del Programa Primer Plano del Canal 11, entre muchas actividades académicas y de comunicación. ¿Como es posible que Moreira Valdés intenta demandar por daño moral a un hombre probo, a un estudioso comprometido con la inteligencia y la libertad para ejercerla?

Por el contrario, Humberto Moreira Valdés le causó un enorme daño a coahuilenses y mexicanos y no solo por la relación con Elba Esther Gordillo, sino por su detención en una cárcel de España. Los patos enlodados e inmersos en un pantano de corrupción, impunidad y protección, le quieren tirar a las escopetas. Que desfachatez, descaro la demanda contra Sergio Aguayo. Si ésta procede y es manipulada por los jueces, estaremos ante los umbrales del México que ya nadie quiere.

Ya es hora de cerrarle la puerta a los corruptores como Humberto Moreira y levantar la palabra por Sergio Aguayo.

 

EL AVISPERO

 

La palabra escrita y hablada, son dos orillas de un fruto gemelo. El lenguaje fluye donde la palabra canta y el río se detiene y avanza. No hay sensación de no estar, de no ser. Las orillas se reúnen y separan con la misma velocidad con que se detienen.

Antes del mito, del primer grito plasmado en signos. La palabra oral campeó entre los primitivos hombres y mujeres. Y mucho antes del lenguaje escrito. La pictografía mostró que en el río del lenguaje y las dos orillas de la palabra existe un intermediario preciso, la plástica.
Y mucho antes de las primeras tablillas cuneiformes, el lenguaje escrito mostró su habilidad en cavernas y piezas de argamasa.

Por eso la palabra hablada y la escrita tienen dos pasados comunes. Han combatido en una carrera parejera con la humanidad a partir de que el ser humano comenzó a pensar en signo, a escribirlos y hablarlos. Las obras claves nacieron en forma oral: la Ilíada, El Ring Veda, el Ramayana, monumentos lingüísticos y religiosos, mágicos y de héroes de carne y hueso o recreados a partir de un incesto donde la palabra de los dioses se inoculó en la de los hombres y sus tragedias y cantos construyeron en el río del lenguaje, la casa de la palabra hablada y ulteriormente escrita.

Reunir a la palabra hablada y escrita, a los hacedores de ésta. Tiene un sentido práctico. Los antiguos mexicanos realizaban inmensas reuniones de poetas donde los mejores escritores del mundo náhuatl se enfrascaban en un torneo sin tiempo.

Flor y canto, torrente y fugacidad de la vida escrita y hablada se movía en el cauce del misterio para terminar en el misterio de la vida y del río que al fluir solo permite atisbar que todo se rompe, se desgarra como una pluma de quetzal en medio del río de la vida, que al manar se incendia y al iniciar su movimiento regresa al principio donde el agua es el origen de todo y que apenas la tocamos, escapa de las manos que en vano intentan retenerla.

Celebro que el río de la palabra vaya a detenerse por unos instantes en Chilpancingo, donde del 22 al 24 de julio de este año se va a celebrar un encuentro de poetas llamado “Avispero” (y como le dije a Serrano en broma, espero que no vayan a sacar los aguijones). No solo bala, no solo muertes, también cantos circularán en las dos orillas en forma de avispero en Chilpancingo.

No es una reunión de cuates, como es tradición en estos “encuentros”. Porque eso de invitar a los puros cuadernos de doble raya, ya se acabó. Las mejores voces venidas de los siete puntos cardinales se reunirán a mostrar el rostro de la palabra escrita y la que al decirla, tan pronto se sumerge en el río del lenguaje que fluye, se transforma en corriente y desaparece.

Celebro que el gobierno de Guerrero, un poeta voluntarioso Florencio Salazar Adame, Mauricio Leyva, subsecretario de Cultura, y Pedro Serrano, se hayan convencido que una reunión de poetas hacía mucha falta en Guerrero, donde en el pasado se han realizado muchos “encuentritos y encuentrotes”.

En estos tiempos de combustión interna y externa, no solo bala, no solo muertes, también cantos y compromiso con el río de la palabra que fluye y con el fruto gemelo de la escritura en abierta libertad, se requieren para transitar hacia la paz.

En Chilpancingo, el avispero de la palabra está a punto de comenzar. Tomad y bebed de ella porque se disipa, avanza, se escapa, desaparece y vuelve siempre.