Jorge VALDEZ REYCEN

 

* Astudillo: CIA, en el “limbo” jurídico

* Felipe Calderón y su gran coraje

* Zeferino iba a hacer un negociazo

 

El entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa hizo el coraje de su vida cuando su secretaria de Turismo, Gloria Guevara, le informó que el gobernador de Guerrero Zeferino Torreblanca Galindo iba a concesionar el Centro de Convenciones (CIA) al empresario Víctor Aboumrad, hasta por 20 años.

Calderón, molesto, ordenó a Agustín Carstens Carstens, gobernador del Banco de México echar abajo lo que Torreblanca Galindo fraguaba en el final de su sexenio. El Centro Internacional Acapulco es propiedad federal y se entregó a la Secretaría de Marina-Armada de México, como resultado del coraje presidencial provocado por el desplante zeferinista de entregarlo a particulares, bajo el argumento de que “era un elefante blanco, costaba millones de pesos su mantenimiento al Estado y no había dinero para eso”.

El enojo presidencial también provocó que se despojara el Tianguis Turístico a Acapulco y hacerlo itinerante por todo el país. Era el “escarmiento”. Así castigaba a los que se pasaron de lanzas e ignoraron que el CIA es propiedad federal y había sido otorgado en comodato al gobierno guerrerense hace 25 años.

El presidente Enrique Peña Nieto conoció del problema heredado porque Ángel Aguirre Rivero se lo confió y se iba a buscar la forma de resarcir ese resbalón. Hasta ahora se han dado pasos concretos: el CIA será operado por el Fondo Nacional de Turismo (FONATUR) y el gobierno de Guerrero no podrá volver a operarlo, por lo que se creó un Fideicomiso para darle soporte jurídico al nuevo estatus del inmueble.

Héctor Astudillo Flores ha sido receptivo a esta línea presidencial y está de acuerdo en que el FONATUR opere el CIA, y ya se han dado liquidaciones a la empresa de Aboumrad  (Grupo Caabsa) por supuestas “penalidades” que esgrimió tras la cancelación de la concesión ya otorgada, aunque de forma opaca y nunca aclarada por el zeferinato. Total que se le pagaron millones de pesos o están en eso.

El gobernador Astudillo admitió que la situación jurídica del CIA “está en el limbo” y que espera la forma en que FONATUR comenzará a operar el CIA y de dónde se obtendrán los recursos para su operación. Primero se debe remodelar todo el inmueble, que acusa un severo deterioro. Se está cayendo el techo en algunas partes del teatro Juan Ruiz de Alarcón y en donde funcionaba la discoteca “Disco Lásser”.

Durante años el CIA fue operado por el gobierno del estado con números rojos, lo que generó deudas que se fueron acumulando. Zeferino quiso dar un golpe de audacia, al picarle los ojos al presidente Felipe Calderón Hinojosa otorgando una concesión al principal operador en México de plazas comerciales.

La reacción de Calderón fue fulminante. No sólo tiró el negociazo a Zeferino, sino que ordenó a Gloria Guevara el despojo del Tianguis a Acapulco. Y las consecuencias quedaron expuestas en la crisis sufrida desde que se consumó el enojo de Calderón traducido en una artera lesión a la economía turística, vital para Acapulco y Guerrero.

Estas consecuencias no han sido explicadas a los acapulqueños ni a nadie. Se conoce en los pasillos del poder, en los vericuetos de las conversaciones y el anecdotario simplista de los protagonistas que guardan silencio. Le apuestan al olvido, de sus pecadillos, de sus bribonadas.

Astudillo tiene en la agenda de los pendientes otra docena de casos como éste, para recomponer los trastupijes que le dejaron gobiernos anteriores. Es parte del show… dicen los que saben los intríngulis del Poder.

Nos leemos mañana… SIN MEDIAS TINTAS.