Devaluación inmobiliaria

 

Felipe Victoria

 

El mercado inmobiliario de los bellos puertos del litoral guerrerense en el océano Pacífico anda por los suelos, muchos desean deshacerse como sea de la propiedad adquirida hace años  sobrevaluada, rematándola en lo que les quieran dar, pero no se las compran por miedo, porque Guerrero es una entidad donde el desorden y la falta de garantías es el pan de cada día.

Todo porque no hay seguridad pública en todo el estado, donde varios carteles se disputan las regiones productoras de marihuana y amapola, o el trasiego de cocaína y otras drogas de laboratorio.

Era secreto a voces, pero se convirtió en clamor popular; a nadie asombran ya desapariciones forzadas, levantones, secuestros, ajuste de cuentas y masacres, mientras las fuerzas policiacas municipales y la estatal disimulan, creyendo que la federación debería venir a poner el remedio.

La supuesta “coordinación estrecha” entre los diversos niveles de gobierno, la Marina y el Ejército con las corporaciones guerrerenses locales, no pasa de ser una figura retórica, pues también a los federales les gusta el dinero fácil que la maña reparte como migajas a palomas del atrio del templo por permitirle operar impunemente.

La vieja fórmula de por lo menos mantener controladas a las mafias y que no molestaran a la gente ajena a sus trafiques, quedó atrás, comenzando la moda de la extorsión a los sectores productivos que toleran y consienten en los municipios, porque patrocinaron campañas de políticos para que se hagan de los mandos administrativos; el poder real lo tienen los mafiosos, imponiendo su ley de plata o plomo.

El Siglo XX finalizó con dos o tres Carteles predominantes relativamente sumisos a las autoridades, respetando los territorios y rutas establecidas: los del Golfo, de Tamaulipas hasta el Caribe en Quintana Roo pasando por Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán; los del Pacífico, desde Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Colima y  Sinaloa, porque las dos Californias, Sonora, Chihuahua y Durango eran del Cartel de Juárez y los Arellano Félix, en tiempos del salinato y el zedillato, sin dejar a un lado Coahuila, Nuevo León, Zacatecas y San Luis Potosí.

Los cambios de estrategia blanquiazul comenzando el Siglo XXI con el ranchero dicharachero guadalupano “perdonando” al Cartel de Sinaloa, dieron al traste con “el orden” en el narco, hasta comenzar la tonta guerra del michoacano defeño que ocasionó el florecimiento de nuevos carteles y que en estados como Guerrero se pusiera color de hormiga el panorama, pues ahora lo avasallan grupos antagónicos como ‘Guerreros Unidos’, ‘Los Rojos’, ‘Los Ardillos’, ‘Los Granados’, ‘Los Rogacianos’, ‘La Familia Michoacana’, ‘Caballeros Templarios’, el ‘Cartel Jalisco Nueva Generación’ y el ‘Cartel Independiente de Acapulco’, más otras gavillas menores y grupitos de disque autodefensa, pero todos apadrinados.

Bien dijo en campaña Héctor Antonio Astudillo Flores que sentía como si estuviera entrando a una jaula pequeña entre tigres, pero se ve como domador de circo sin látigo ni silla para defenderse; las organizaciones no gubernamentales, disque defensoras de derechos humanos que al parecer patrocinan mafias, se convirtieron en impedimento para actuar con absoluta energía legal contra la delincuencia organizada.

Miguel Ángel Osorio Chong y Renato Sales Heredia, en Gobernación, así como Arely Gómez en la PGR, el General Salvador Cienfuegos Zepeda, en el Ejército, y el Almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, en la Marina, están maniatados, igual que varios gobernadores y solo pudiera soltarlos el presidente Enrique Peña Nieto, si se decide a dar el gran paso para recuperar la gobernabilidad en México y comenzar mejor el 2016.

-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina, ¿ya sabe de los ofertones inmobiliarios que hay ahorita en Acapulco?

-Ujule chamacos, pero ni quien quiera venir a arriesgar su dinero en Guerrero comprando inmuebles a precios de ahorcados como hace poco por los rumbos de la vieja Caleta y el Centro.

-Le hablamos del mundo diamantino imperial de la zona diamante Teacher, de Las Brisas o Costa Azul y Las Playas o Mozimba. En Boulevard Las Palmas hay super condominiotes bien chulos y casitas de medio lujo padrísimas, o hasta gangas de las que se inundan cuando llueve fuerte, y ni qué decir de los departamentitos decrépitos en la Coloso y La Colosio, con eso de que se contaminan los alimentos con plomo en balas a veces.

-Ejele, de todos modos el común denominador es la mala fama que se le hizo al municipio de Acapulco en los últimos diez años; eso devaluó las propiedades por muy chingonbérrimas que estén la residencias o los condominios de lujo, y en la Costera pues ya nadie se anima tampoco.

-Oye manita, pero me acuerdo de Pepe Ávila que recomendaba no hablar mal del camello que se quiere vender.

-Sí tú, pero con aquello del virtual “toque de queda” de agosto del 2010 se agudizó el desplome tras la epidemia de descuartizados.

-Eso bajó de intensidad una temporada, pero volvió en el rogeliorinato, ¿no hasta el flamantísimo alcalde Evodio dijo un sábado que estaba pensando en reimponer otro toque de queda?

-¡Shhh… cábrense cayones!, no se le vaya a ocurrir a Marco Antonio Leyva Mena suspender los palenques por aquí, ya vieron lo qué sucedió en Cuajinicuilapa.